59. "Palabras, nena"

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Maratón 2/3

Narra Lheyra:

-Segunda condición-La seriedad en la voz de Matthyw hace que por instante me digne a mirarlo, prestándole atención-Pagarás todas las consecuencias de tus acciones....

-Pasadas o no, tendrán un castigo-Ruedo los ojos, tras interrumpir al rubio que no parece muy contento con lo que acabo de hacer.

Veo de reojo como Nizaw sale de la habitación en silencio, con su móvil en mano.

-No me interrumpas-Exige-Tercera condición, dirás la verdad y no te atreverás a mentirnos.

-¿Qué quieren saber?-Me siento en la cama, cruzando mis brazos sobre mi pecho.

Que rápido termino la ley del hielo.

-¿Qué ocultas?

Intento reprimir una carcajada ante el recuerdo que llega a mi mente, esa misma pregunta acompañada de una contra pregunta "¿Dónde? ¿Debajo de mi falda?", provoco que Kus se volviera un experto en escabullirse del marido de la supuesta viuda.

-¿Yo? Mucho, pero no tanto como su hermano.

Mi respuesta parece lograr mi objetivo, confundirlos, necesito que se despisten.

-¿Ah, sí? ¿Y qué tanto sabes tú de nuestro hermano?-El castaño parece genuinamente más interesado en la charla.

Me encojo de hombros, sin responder, justo cuando el suso dicho entra a la habitación con una botella de alcohol en sus manos, y una ...¿una soga?

Nizaw le pasa la soga a Lukaw, y cuando veo mis posibilidades nulas de huir solo entrego mis manos esperando ya acabar con el interrogatorio.

-Parece que ya te estás adaptando más a nosotros, nena.

-Seguro que sí.

Pasa la soga por mis manos hasta pasarla por la cabecera de la cama, no me resisto en ningún momento, y al parecer esto hace desconfiar a los tres.

La soga queda suelta lo suficiente para que me pueda mover por toda la cama, e incluso levantarme y rodearla, pero aunque quisiera no podría ir muy lejos, la soga no cede más, la puerta está con seguro y no hay una maldita ventana aquí.

-Voy a reformular la pregunta, Lheyra-Comienza el rubio, mientras que jala una silla de la esquina hasta ponerla frente a la cama-¿De dónde vienes?

-Del vientre de mi madre.

Matthyw agarra su tabique, como si esto pudiera aumentar su grado de paciencia. Jugaron con mi paciencia ¿por qué no agotar la de ellos?

El rubio levanta su vista, hasta dirigirse a Lukaw, que con una simple mirada parece entender lo que su hermano le dice.

El colchón a mi lado se hunde por el peso del castaño, cuando se hunde a mi lado, trae consigo un aparato extraño que parpadea una luz roja. Sin consultarme toma mi muñeca y como si fuese una pulsera me lo coloca.

Quiero preguntar que hace el artefacto, pero no es necesario, cuando Lukaw se acerca a mi oído susurrando lo suficientemente bajo para que sus hermanos no escuchen.

-Da leves descargas eléctricas, pero no te preocupes si no son suficientes pasamos al siguiente nivel-Su voz se vuelve más ronca a medida que su cálido aliento hace cosquillas en mi nuca-Y el siguiente nivel no es en tu muñeca, nena, es tu coño.

Trago saliva intentando no verme afectada por sus palabras cuando se separa de mí, acostándose en la cama, con sus brazos cruzados detrás de la cabeza.

Tres Mentiras, Una Verdad [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora