37. Diversión (1)

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Narra Lheyra:

—¿Es por esa calle?—Cuestiona Kus al volante.

—Mmm...Eh no sé—Murmura Lizz desde los asientos de atrás, mirando la por la ventanilla la oscuridad de la noche.

—¿Cómo? No podemos habernos perdido en un pueblo tan pequeño—Digo aunque con tantas vueltas que dió Kus ya estoy mareada.

Y ni si quiera he consumido una gota de alcohol.

Imagina cuando tengan que regresar después de la fiesta.

Con Markus jamás existirá un regreso seguro.

—Debiste doblar cuando te dije que lo hicieras—Regaña Lizziana hacia Markus que ya detuvo el auto.

—Solo quería tomar un atajo—Se defiende el platinado, cruzándose de brazos.

—Déjame manejar a mi—Interrumpo.

—¿Qué? No. Mi preciosos bebé rojo, solo lo conduzco yo.

—Para conducirlo así, mejor llévalo de un a la chatarrería—Susurra la rubia, que al parecer ya perdió la paciencia.

Y yo no estoy lejos de eso. La fiesta ya empezó hace rato, y estamos aquí, quién sabe dónde, perdidos.

—Bien, pero solo por esta vez—Bufa.

Sonrío, cuando Kus sale del carro rodeándolo, y yo me pasó a su asiento. Inmediatamente me pongo en marcha, y no demoro en ver dos caminos.

Espero escuchar alguna indicación de Lizz, pero cuando no sucede, doblo hacia la izquierda.

«Siempre hacia la izquierda»

El festejo de Lizziana no se hace esperar cuando por fin varios faroles se hacen presentes en la calle.

—Ahora hacia allá—Indica la rubia, que al parecer ya logro orientarse.

No demoramos mucho en llegar a una casa algo alejada del centro del pueblo, no es tan grande, y no me sorprende. Es igual al resto de las casas de Lorchpey, a exposición de una.

Varios autos se encuentran ocupando la calle, pero no se me hace difícil aparcar en un pequeño lugar libre.

Al bajar, el ambiente a fiesta me contagia, agarro el borde de mi vestido de brillos. Porqué ajá. A veces agradezco la intrusión de mi madre en mi Placard.

La esencia de mi madre está plasmada en el vestido “Debe tentar sin mostrar"; descripción perfecta de mi atuendo, no muy corto para no incomodar, pero con un escote perfecto para tentar.

—¡Hey!—Un chico se acerca a Kus chocando las manos entre sí—Ya te estabas tardando, viejo.

Enarco una ceja, lejos de sorprenderme, soy totalmente consiente de lo social que puede ser mi amigo.

Lizz agarra mi mano, jalandome dentro de la fiesta, y si creía que el volumen estaba fuerte desde afuera, ahora puedo sentir las vibraciones de la música en cada paso.

La multitud se amontona en el medio de una sala, muy parecida a la mía, con la única diferencia de que aquí la decoración es casi inexistente; solo quedan dos sofás. Sofás que puedo asegurar ahora es más utilizado que colchón de motel.

Pasamos entre la gente, el aroma a sudor se mezcla con el alcohol, y realmente es un horrible, pero evitó centrarme en eso, cuando Lizz sonríe alzando dos vasos de plásticos.

—Toma, creo que es vodka—Grita a mi oido.

Asiento, no muy convencida. Realmente no tengo muy buena tolerancia al alcohol.

Tres Mentiras, Una Verdad [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora