22. La noche es peligrosa

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Narra Lheyra:

—¡¿Estás demente?!—Lizz se acerca a mi, cuando salimos del lugar donde se hizo la reunión—¿Cómo vas a decir eso?

—Como se nota que no la conoces—Niega Kus a su lado, meneando la cabeza divertido—Demente se queda corto para ella.

—Solo dí un discurso.

—Y un puto discurso ¡Joder! Me lo tatuaria en la espalda—Halaga Markus.

—No fue tan bueno, olvide las cosas que tenía que decir—Bufo.

—Pero dejaste a todos con la boca abierta....—Comenta la rubia—Jamás alguien había hecho eso; Matthyw te estaba matando con la mirada, y lo ignoraste.

—¿Solo ese? Todo el mundo te estaba matando con la mirada, parece que tu rival tiene un ejército a su favor ¡Pero vamos! Les diste un golpe en sus culos con ese maldito discurso.

—¿Cómo sabías que la secretaria Smith, estaba divorciada y con una hija? Jamás cuenta su vida privada—Lizz arruga el ceño mirándome interrogante.

—No lo sabía. Lo supuse sus ojeras, y la foto que tiene de una bebé en su escritorio....

—¿Y lo del divorcio?

—Es obvio que está divorciada, tiene una cara de estar mal follada—Menciona Markus haciéndonos reír.

—Es muy bueno ahora, Lheyra, pero dudo que dure mucho tu disfrute—Murmura Lizz—Los Skillek no dejarán que les ganes, y menos que les pase por encima; se notó que Matthyw no tenía un discurso pensado, tal vez pensó que tú no dirías algo tan ¿Atacante?

—Yo tampoco dejaré que me ganen, Lizz, eso tenlo por seguro—Afirmo, mientras caminamos hacia la plazoleta del pueblo.

—Ellos son capaz de comprar el voto de todos por ganar...—Murmura la rubia.

—Yo no los necesito comprar, los tendré igual.

—Es mejor que le creas—Susurra Markus hacia mi amiga—Ella es tan terca, que puede armar una revolución armada solo para ganar.

Niego divertida ante las palabras de Kus.

—Exagerado.

No tan exagerado.

Al llegar a la plazoleta nos sentamos en una banca a la sombra, pero Lizz permanece parada moviendo su pie frenéticamente.

—¿Pasa algo?—Cuestiono.

Ella niego rápidamente, mientras se frota las manos, en una especie de tic nervioso.

—No—Responde de forma apresurada—¿Por qué? ¿Sabes algo?

Su tono sale acusatorio, como si desease que mi respuesta fuese negativa.

—No, solo....—No continuó la frase, me encojo de hombros restandole importancia—No importa ¿no quieren ir a la heladería?

—¿Hoy? Estoy cansado—Se queja Kus.

Ruedo los ojos ¿cansado? No ha hecho nada desde que llegó a Lorchpey.

Si intentar esconder un cadáver, no es nada. Si no ha hecho nada.

El cadáver. Joder.

¿Cómo mierda despareció? No puedo haberse ido por arte de magia.

—Puedes ir a tomar una siesta y salimos de noche—Propongo, y Markus asiente de acuerdo.

Volteamos hacia Lizz esperando su confirmación a la propuesta.

Tres Mentiras, Una Verdad [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora