Maratón 2/3
Narra Lheyra:
Doy un paso bajando el tercer escalón, aunque las miradas de todas las personas que hace apenas unos instantes estaban bailando y disfrutando, ahora parecen indicar a gritos silenciosos que no me mueva.
¿Qué sucede por qué nadie habla? Sollozos es lo único que se escucha en el living de mi casa.
Otro paso màs, veo a Lizz mover la cabeza en una clara negación, pero la curiosidad me gana, no entiendo que es lo que pasa, y la necesidad de saberlo es demasiada.
El ultimo escalón, un disparo, gritos.
Todo pasa muy rápido, pero solo veo a tres siluetas totalmente vestidas de negro, solo se le ven los ojos....¿Los ladrones?...
Su vista cae en mi, el peligro parece estar presente en todo el ambiente, una parte de mi sabe que debo permanecer quieta, pero la mirada desafiante de uno de los ladrones hace que me mueva.
Avanzo esquivando a la multitud, siendo consiente que los tres ladrones cargan consigo armas de fuego. Paso al lado de Lizz y me detiene, agarrando mi brazo. No habla pero sus labios se mueven articulando un mensaje claro "No te acerques a ellos".
Pero lo hago, porque aunque presienta el peligro, algo me dice que no me harán nada.
Síndrome de personaje estúpidos en pelicular de terror ¿Y sabes algo, Lheyra? Siempre acaban muertos.
Si muero, pues no tendré tiempo de arrepentirme, así que no importa.
Llego hasta enfrente de la puerta, donde todos los invitados se han apartado alejándose de estos ladrones.
Miro fijamente a los intrusos en mi casa, pero no logro reconocer a ninguno, tal vez porque apenas conozco gente de este pueblo, además de que solo dejan ver sus ojos.
Bien, ahora se supone que debes decir tus ultimas palabras antes de morir.
Ups, no he ensayado para eso.
Definitivamente el alcohol ya te esta afectando.
—Quieta.—La voz robotizada proveniente de unos de los delincuentes llega a mis oidos pero lo ignoro dando un paso màs.
El frio del metal llega a mi cuello, cuando sin titubear me apunta directamente. Escucho el jadeo de horror de parte de algunos de los presentes, pero por alguna razón no siento temor. Es decir, no soy suicida, pero tengo naturalizada la muerte, tanto que no me asustaría morir ahora.
Esa es la descripción de suicidas; personas que les vale mierda la vida.
—¿O si no qué? ¿Me vas a matar?—El reto es claro en mi voz, pero solo recibo unas carcajadas igual de robotizadas de su parte.
Desafiar a un asesino a matarte, es suicidio de vagos.
Tal vez solo sea un ladrón, y no un asesino.
—No me desafíes, no serías la primera valiente que asesine.
¿Aun sigues teniendo dudas? ¿O te quedo claro que son asesinos?
—No serías el primer aguafiestas al que le haga competencia. Deja de arruinar mi fiesta y lárguense. Si quieren robar algo háganlo rápido pero no me corten la música. Si quieren matar a alguien, háganlo pero dejen el maldito suspenso.
Deberías aprender a cerrar la boca, al menos cuando estas borracha.
No lo estoy.
Eso dicen todos los borrachos.
El arma se clava mas en mi cuello, y el sonido de un disparo, es seguido de varios gritos.
Abro los ojos sin percatarme de que los había cerrado. Aun sigo viva.
Muy bien, debes cerrar los ojos ¿Sabes lo horrible que debe ser un muerto con los ojos abiertos?
Miro hacia todos lados, percatándome que le disparo del tercer ladrón, fue a dar directo al gigante parlante en el techo.
Maldito, amaba ese parlante.
Mi ser neutro y pacifico queda aun lado, cuando mi vista se enfoca en el tercer ladrón que luce tranquilo con una pose relajada, aun sabiendo que acaba de matar al amor de mi vida.
—Maldito imbécil.—Tiro de un manotazo la pistola que apuntaba a mi cuello, y camino directamente al asesino de parlantes.
Mi dedo se clava en su pecho, mientras varias quejas salen sin control de mis labios. Pero todo se detiene, cuando el segundo delincuente el cual no había participado anteriormente por fin habla.
—Mateémosla de una vez.
—No. adhuc nobis utile est.—El primero ladrón interviene, y en este momento agradezco sinceramente que mi abuela me haya enseñado algo de latín.
"No. Ella aún nos es útil."
De repente la mano del tercer delincuente agarra mi brazo con brusquedad jalándome hasta que mi espalda choca con su duro pecho. Me quedo quieta, sin saber que hacer.
¿Recién ahora vienes a quedarte quieta?
Ya se esfumo mi curiosidad. No me interesa saber que tienen en mente estos tipos.
—Déjenla. Por favor.—Lizz habla en un murmullo, pero el silencio en todo el lugar hace que todos logremos escucharla.—No se la lleven a ella...Por favor a ella no.
Los ladrones la ignoran, y simplemente un nuevo disparo deja a todos estáticos nuevamente.
Pero esta vez, un chico cae agarrándose el pie, mientras se queja repetidas veces. La escaza luz me permite ver el liquido rojo cubriendo el suelo, justo debajo de la pierna del muchacho.
Trago saliva, el alcohol parece haber bajado repentinamente de mi sistema.
El ladrón uno y el dos, agarran de los brazos al pobre chico que apenas pone resistencia arrastrándolo hasta fuera de mi casa.
Siento como el delincuente que me tiene sujeta hace un movimiento rápido, hasta que me carga sobre su hombro.
Mierda, ahora estoy mareada.
Por eso no debes tomar tanto, Lheyra.
Claro, no debo tomar, por si algún día un delincuente me carga sobre su hombro.
¿Aún en medio de tu propio secuestro sigues siendo sarcástica?
—No se la lleven, a ella no.—La voz de Lizz se vuelve una plegaria mientras el secuestrador me lleva sobre su hombro saliendo de mi casa.
Mi vista cae en su trasero, y debo admitir que tiene un culo de envidia.
No es posible que te estén secuestrando y tu solo te fijes en el culo de tu secuestrador, Lheyra.
—Joder, voy a vomitar.—Murmuro, cuando el delincuente empieza a caminar màs rápido, tanto que el mareo aumenta y no distingo ni donde estamos.
—Callaté—A pesar de la robótica orden, me sacudo intentando liberarme.
Pero termino vomitando sobre el culo de mi secuestrador.
(....)
Holaa, que tal su día? Todo bien? Todo correcto?
Me gustaría saber: ¿qué opinan de la personalidad de Lheyra? 🤔
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Tres Mentiras, Una Verdad [+18]
Acak"La vida está llena de mentiras, e incluso la vida es la misma mentira". Esas palabras vivían resonando en la mente de Lheyra, más aún cuando conoció el significado de vivir en Lorchpey. Dónde las mentiras son la mayor realidad del pequeño pueblo...