La otra Ana

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Justo cuando pensé que la vida me sonreía ocurre todo esto. Dante sin caminar o comer, Ana Lucía en la clínica por envenenamiento con su embarazo fallido. No ha podido superar la pérdida y la entiendo, a mí también me cuesta toda esta mierda.

Fingir que no me duele, resulta difícil en algunos momentos. No obstante, alguien debe ser fuerte de los dos, no puedo estar con ella el tiempo que deseo. Algo que cambiará dentro de poco. 

Durante el día contaba con las visitas de las chicas y compañeras de trabajo. Alexandra se escapaba en sus breaks y le hacía compañía. Además de que me recomendó a un terapeuta para ella y sus estados depresivos.  

Mi interés era hacer qué Dante logrará comer, con eso resuelto podía tener tiempo para lo demás. Aproveché las noches cuidando a Ana en el hospital, para cumplirle a Aníbal Weber. 

El problema de la red fue solucionado por un técnico enviado por James. Le hicieron un cambio de PC, un obsequio que me costó que recibiera. Una vez lo hizo, me pidió si podía arreglarle la vieja laptop.

Un regalo de su esposa, del que no quería deshacerse. 

Logré conseguir la mayor parte de la información, pasándola todo lo recuperado a un nuevo disco duro con mayor capacidad. El anciano no notaria el cambio y el destartalado objeto soportaría un par de años más. Me quedé con el viejo, tomé como reto recuperar los videos viejos borrados, al parecer por accidente. 

—No logré recuperar todo, —le confieso —Lo importante están allí, los videos durante sus vacaciones.

—Sabía que confiar en ti era una buena idea. 

—No me ofende si fuera lo contrario —le confieso. —estoy acostumbrado al rechazo. 

El anciano recibe la laptop en sin hacer comentarios. En los siguientes minutos pregunta por Ana y su estado de salud. Las deudas con la justicia las ha seguido gracias a un amigo en la jefatura. Es gracias a él que Rogers logró que la policía dejara de custodiarla en el hospital. 

Estaré en deuda con él toda la vida, por ese voto de confianza. 

—Envenenamiento y pérdida de embarazo —chasquea la lengua murmurando algo que no alcanzo a escuchar —¿Tienes tiempo para un café?

Da media vuelta avanzando a la puerta y dando por hecho qué voy a aceptar, señalando la mesa con las sillas dispuestas en el porche. Ese en el que suele tomar té con su esposa, hijos o nietos cuando estos le visitan. 

—Ya regreso —habla perdiéndose al interior de la casa. 

Un movimiento en una de las ventanas de la casa de Ana me hace detener. He visto una persona asomarse, una mujer. Lo más absurdo es que fue a Ana Lucía a quien creí ver. Retrocedo sobre mis pies y llegó hasta los límites del porche. 

La llegada de Aníbal con las dos tazas me distrae un segundo, no lo suficiente. He visto a Ana en esa ventana y es imposible.

—Cargado y sin azúcar. —deja una en un costado y se sienta frente a ella —¿De quién se sospecha?

—Su amiga. —respondo distraído —En la mañana quiso envenenar a Dante. 

—Y en la noche alguien le disparó —sigue por mí —vi los videos ¿Qué motivos tendría? —no es una pregunta como tal, es más una reflexión —la declaración de ese chico también es extraña. —finaliza. 

Todo apunta a que miente por proteger a alguien, lo curioso es que no me importa. Siempre que se mantenga lejos de Ana, él puede hacer con su vida lo que prefiera. 

NIkolái 5to libro saga Angeles o demonios.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora