Emboscada

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—¿No es mucho? —alza la bolsa de la carne y me mira intrigada —esto es para un batallón. —apunta sonriente.

Estaba aburrida en casa y me envió un mensaje preguntando qué hacía. Me encontraba en el súper, comprando lo de la despensa y se ofreció a acompañarme.

Hasta el momento todo marchaba bien, nuestra conversación era neutral. Su obsesión por Nikolái y desconfianza parecía cosa del olvido.

—Es de Dante. —mira las demás bolsas con curiosidad. —esas de Nikolái —señalo la más grande. —me dio su tarjeta —me apresuro a decir.

Se supone que iría de compras con Nikolái, pero tuvo que acudir a una reunión con sus hermanos. La reunión acostumbrada cada fin de mes de su empresa. Aburrida de esperar por él y dado que el lugar estaba cerca me fui sola dejando a Dante en casa.

—Solo carne roja ¿Qué tiene de malo el pollo o pescado? —mira los precios en las bolsas y lanza un silbido de sorpresa —aquí hay una fortuna. ¿Es para un mes?

—Una semana —corrijo y se sorprende aún más. —estas las come cruda, se mezcla con vitaminas, el pescado y pollo lo consume cocido.

—Tú lo haces...—niego divertida. —¿Nikolái? —sugiere con duda y mi humor aumenta.

—Ama la comida, pero odia cocinar —confieso encogiéndome de hombros —Dante y él son muy parecidos, comen donde pernocten.

Dante tiene sus fans, su alimentación depende de la casa que visite en ese instante. Noah o Jazmín, Akim y Lissa, el restaurante del señor Vryzas y Stan con Mía. Incluso en la casa de la hermana de Lissa suelen darle de comer.

—Pobre perrito...—mira la cesta con asco —acabará obeso en un santiamén.

—Será mejor si me apuro, lo dejé en casa.

Ginger afirma tomando el control del carrito mientras me pregunta que otras cosas llevaré. En menos de quince minutos estábamos pagando la cuenta y en treinta bajando las bolsas del auto de Ginger. Con un Dante desesperado ladrándonos por la ventana.

—¿Por qué no se lo llevó?

Ginger lo mira con temor, cuando al abro la puerta y salta a mi pecho sin dejar de ladrar. Dante no había comido, se supone que no se demoraría y le traería el desayuno.

—La despensa y refri estaba vacío. —explico dejando la bolsa en el buró —tuve que ir de compras en vista que su padre no aparecía.

—¿Le has llamado? —niego. —Deberías.

Hacemos varios viajes del auto a la casa, en ese ir y venir tropezamos con los Weber. El señor Aníbal, espera respuestas positivas de su PC y los videos. He visto a Nikolái detrás de ese aparato, por varias horas bastante concentrado.

—Teniendo en cuenta lo mucho que gasta en él, es difícil pensar que se le olvidó.

Dejamos las últimas bolsas, Ginger se ofrece a ayudarme a vaciarla. Resulta divertido hacer algo que acostumbrábamos sin discutir y lo disfruto mucho.

—Probablemente, estén festejando su cumpleaños y se le olvidó. —le defiendo.

—¿Cumplen el mismo día?

Sé que es huérfano, que trabajó por mucho tiempo con sus hermanos bajo el mando del señor Angelo. No tengo más datos que ese, tampoco es interesante o me muero por saberlo.

—Lo festejan hoy. No sé mucho del tema —miento y mi amiga parece conforme con mi respuesta.

—¿Por qué no se nos ocurrió? —pregunta divertida y los ladridos de Dante la hacen verlo —¡Silencio! —le riñe, algo que al peludo no le gusta y ladra aún más fuerte —Tiene carácter. —señala.

NIkolái 5to libro saga Angeles o demonios.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora