¿Qué eres para él?

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—Despierta mi vida...

La dulce voz viene acompañada de un roce en mi mejilla. El inconfundible aroma de mi madre me hace sonreír incluso somnolienta. El miedo de que sea un sueño me impide abrir los ojos y saber que estoy sola en la habitación. Siento su abrazo cálido, pero no tiene el poder de antaño.

Amaría tener cinco años cuando su abrazo reconfortaba y disipaba cualquier temor o desolación. Los conflictos adultos se resumían en raspón o disputa, no se comparan con lo que estoy sintiendo. No existe algo poderoso qué pueda borrar de mi mente la perdida de mi bebé y la traición de mi mejor amiga.

—Ani, cielo, soy yo. —insiste su voz.

Mi mente sigue jugándome malas pasadas. Mi madre se encuentra a varios kilómetros de distancia, sin tener idea de lo que me ocurre. Lo que escucho es una alucinación producto del calmante suministrado.

—No pensé que alguien tan insignificante como yo, se le permitiera tener una hija tan fuerte.

Los labios tibios en mi frente y el abrazo reconfortante me dan la certeza que no es un sueño. Mamá está a mi lado, como todas las veces en que les he fallado.

—Mamá está aquí y no te dejaré sola.

Una seguidilla de frases tranquilizadoras le siguen sin dejar de besar mi frente y abrazarme. Lamenta qué haya tenido que pasar por todo esto, pero están a mi lado para arreglarlo. Yo lamento que nuestro encuentro sea producto de uno de mis tantos errores.

—La policía nos dijo que Ludov apareció, me alegra que haya recuperado la cordura. La tensión alta y alimentación lo controlaremos en casa. Deja todo en mis manos. Espero que Ginger entienda.

Me gustaría poder decirle que todo se limita a Ludov como lo imagina. Mi presencia en este hospital es por problemas de tensión y mala alimentación como lo supone. Ellos, al igual que yo, tenían a Ginger en un pedestal, la querían como a una hija.

—Tu padre y Gustavo llegarán más tarde, se está encargando de empacar cosas.

Sonríe al verme y limpia mis lágrimas con delicadeza. Mi cuerpo no me responde, mis párpados pesan y no logro hablar. Busco a mi hermana por todos lados, pero no hay rastros de ella.

—Insistió en irse con tu padre, me costó convencerla. No quería sin verte o hablar con un doctor. —me dice al entender a quién busco —ella irá a cancelar el contrato, tu padre y Gustavo recogerán tus cosas. Estamos contigo, se acabó este destierro injusto y tanta soledad.

No estoy sola, quiero decirle y me esfuerzo en ello. Hace mucho que he dejado de estar sola, Nikolái está conmigo, al igual que Dante y las chicas. Toda su familia ha estado al pendiente de mi salud. Su embarazo las limita, tienen a sus parejas que atender una vida que vivir. Alexandra saca tiempo dentro de sus pacientes y me visita. Pero porque trabaja aquí, de lo contrario sería difícil.

Me resulta difícil mantenerme despierta, abro y cierro los ojos, intentando mantenerme despierta.

—No es tu culpa, todos lo vimos como una buena idea. Alejarte, representaba en ese instante la mejor solución. Ese miserable pasaría el resto de su vida en prisión ¿Cómo prever que saldría en libertad?

Continúa ajena a mis esfuerzos por querer hablar. Lo que sigue me dice que desconoce mi embarazo y la pérdida de este. El recordatorio de la muerte de mi hijo acrecienta mi dolor.

—No llores cielo, ya todo paso. Ese hombre no puede destruirte, no lo hizo antes, no lo hará ahora.

Apoya ambas manos en mis mejillas y limpia mis lágrimas con ellas. Insiste en que iré con ellos, no puedo huir toda la vida. Si bien, estaba dentro de mis planes visitarlos, planeaba no salir de casa. Afrontar las miradas compasivas, las habladurías, no lo soportaría. Mi deseo de ir era para presentarles a Nikolái.

NIkolái 5to libro saga Angeles o demonios.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora