Hermandad

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Tras la reprimenda, la fiesta llegó a su fin. Elijah ingresó en un par de ocasiones, pero me vio demasiado herido y somnoliento producto de los tranquilizantes que acabó por no volver.

Su última aparición fue hace una hora, después de la cual no ha habido señales de él o cualquiera de los ocupantes de la casa. La soledad del lugar y el silencio fue propicio para hacer un resumen de lo que fue mi vida hasta el día de hoy.

La herida, los espasmos de dolor y la similitud con el sitio de castigo del prefecto fue propicio para ello. A una sola persona tuve el coraje de narrar mi niñez, me brindó el puente perfecto para hacerlo.

Alexis Ivannov, el dueño del bloque Este, el recuerdo viviente de la época dorada de la mafia, me brindó un hombro para llorar y el mejor de los consejos. Años después le di el mismo a Ava, por considerar que le debía un favor al universo y ella necesitaba de él.

Lo confesé a la edad de quince años en un club nocturno, en aquel tiempo yo no estaba en el fuerte, pero sí lo conocía. Junto con unos amigos, hicimos un par de trabajos para él, pensaba que era mayor de edad, mi estatura y experiencia en las calles, así lo hacían pensar.

En cierta ocasión nos citó en un club, de esos sitios en que las reglas debían cumplirse. No sé si llamarlo legal, supongo que así era en medio del ambiente en que se mueve.

Mis documentos eran falsos y el astuto hombre de la entrada lo descubrió, al igual que mi verdadera edad. No pasó a mayores, mi ingreso fue después de pagar la cuota respectiva para hacerse de la vista gorda. Pero, el viejo ya se había dado cuenta del movimiento de dinero.

Alexis contaba con el poder de hacerte sentir a gusto, contrario a lo que imaginé, no me dio un sermón. Mientras Stan y mis compañeros hablaban de negocios con su acompañante, él me narraba sobre su familia, aquella que vivía en América.

Al acabarse sus confesiones, empezaron las mías.

Mi nombre era Nikolái, fui registrado bajo el nombre de Nikolái Kohut Melnyk, apellidos que odiaba. Era el motivo por el cual usaba documentos falsos, podía ingresar a cualquier lugar si contaba con la suma correspondiente para ello. Mi edad no era un problema mis apellidos por el contrario, sí.

Flashback

—¿Quién es Nikolái? —me pregunta sosteniendo la credencial falsa que agita —no este —señala la pieza de papel —quiero saber quién tengo ante mí.

—Nikolái Kohut fue abandonado en un basural siendo un niño —sonrío con amargura —no recuerdo la edad —le miento, ambos lo sabemos, pero a ninguno de los dos le importa.

Resulta más fácil decirlo en tercera persona, algo que el anciano no parece molestarle. Fui desechado luego que mi madre descubrió dos cosas.

—Era abusado por su padrastro y había dejado de ser el arma perfecta con el que saboteaba a Nikolái Kohut... su padre.

—Eres el resultado de dos hijos de puta —el humor con el que narra aquello me hace sonreír —es deprimente ver las calles pobladas de niños por su culpa.

—¿Tuvo padre?

—Los mejores —responde rápido —pero, hablemos de ti.

—Lo abandonó luego de no soportar las quejas en la escuela por su comportamiento. Después de que esposarlo en un árbol toda la noche en el jardín llamó la atención de los vecinos.

—¿Tu llanto? —afirmo y suspira —espero esté muerta.

—Por desgracia vive. Tengo planeado bailar sobre su tumba y escupir su cadáver cuando muera.

NIkolái 5to libro saga Angeles o demonios.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora