Desde que me enteré de la salida de Ludov del rancho de su padre, luego de la violenta discusión, no he logrado tener paz. Salir de casa sola y cumplir con las clases a las chicas se volvió una tortura. Ginger se ha convertido en mi chofer, escolta, paño de lágrimas y psicóloga.
Uno de sus tantos consejos había sido conseguir Taser, gas y hasta arma. Según sus propias palabras, la orden de restricción en contra de Ludov y las veces que la ha violado es mi mejor defensa. No tengo idea de cómo se hace, tampoco me es atractiva la idea de molestar a Nikolái.
Mi única esperanza eran esas clases, estoy esperando el domingo para iniciar. El conflicto es que solo dé de él por mensajes o cuando llega a recoger a Dante en las mañanas.
Desconozco como sucedió, pero le he espantado, desde el día en que fui a verle a ese entrenamiento está distante. Ginger recomienda darle espacio y seguí su consejo resistiendo la tentación de llamarle o buscarle.
Ayuda qué hasta el momento no hay señales de Ludov, confío que todo siga como hasta ahora. No hay nada que brinde el mejor aprendizaje como nuestros errores, en esta oportunidad no pienso relajarme.
En el pueblo no se hablaba de otra cosa que del enfrentamiento entre padre e hijos. Los detalles sobre como comenzó o que lo ocasionó eran varios. Unos decían que era por una herencia dejada por la madre de Ludov, otra la desaparición de Luisa Vass (su hermana) a quien, según muchos, se pagaba una recompensa por quien diera su paradero.
La salida de su hijo predilecto lo había afectado a tal punto, que no salía de casa y ha permanecido aislado de todos. Mis papás y a mí solo nos interesaba una cosa, Ludov no estaba siendo visto en el pueblo o en sus alrededores.
Vuelvo a leer su mensaje, “domingo a las ocho horas, ropa holgada. PD. olvídate de las faldas.” Eso era dentro de seis días.
Cada minuto que pasa mi integridad corre peligro y él le resta importancia. Es un hombre ocupado, eso puedo entenderlo, por eso le sugerí recomendarme a otra persona.
Se negó y eso me ha mantenido en espera de que tenga tiempo, quien sabe por cuanto tiempo. El domingo puede enviar una excusa, luego otra y otra. No deseo ese sentimiento de miedo y terror, es horrible no tener una vida por culpa de otro.
El Boston terrier negro y blanco, mascota del señor Aníbal, empieza a verse a lo lejos por el camino empinado, a pocos pasos, su dueño le sigue. No soy muy sociable, pueden contarse con las manos las veces que he hablado con él o su esposa. Me da vergüenza admitirlo, pero ni siquiera tras el incidente fui a verle para agradecerle.
Ese pensamiento me hace querer levantarme y evitar saludarle ¿Qué tipo de persona no da las gracias tras tremenda ayuda? Me siento avergonzada al reconocer que fui descortés.
Es un buen momento para hacerlo y decido quedarme a esperarle. Permanezco sentada, admirando su figura cruzar el frente de mi casa, al notar mi presencia sonríe.
—Buenos días, señor Weber —saludo —¿Qué tal la caminata?
—Hoy fui un kilómetro más allá —responde emocionado y me incorporo —¿Tomando el sol? —pregunta sonriente —Espero no sea peligroso para tu hermosa piel.
—Me viene bien un poco —le sigo mostrando mis pálidas muñecas.
—Ten cuidado con coqueteos, soy un hombre comprometido —sacude la correa de su mascota y sonríe antes de decir —¿Verdad Randy?
—No vi su anillo, lo tendré en cuenta la próxima vez que quiera flirtear con un caballero tan elegante —sacude una de sus manos hacia mí y hace una mueca de disgusto.
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NIkolái 5to libro saga Angeles o demonios.
Mystery / ThrillerNikolái nunca ha estado en la legalidad, tampoco ha tenido un hogar, dos cosas a las que debe enfrentarse tras la disolución de los cincuenta. Tiene un empleo, la oportunidad de soñar con una nueva vida y el peso de un pasado doloroso. Ninguno de e...