Alumnas

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Nikolái me contactó con una de sus amigas, Alexandra O'hurn, prometida de su exjefe. Es ella la que ha tomado el control hizo preguntas sobre lo que ofrecía y en que lugares era correcto las clases. Ginger me había ofrecido hacerlo en el club en el que ella trabajaba en las horas de la mañana o tarde. Horarios en los que estaba cerrado y la dama en cuestión estuvo de acuerdo.

Alexandra, Jazmín, Mia y la doctora Cole, serían mis primeras estudiantes. Ansiosa y con los nervios de punta, vi llegar el día. Nikolái me mostró a las mujeres en imágenes de su celular junto a sus esposos. Mujeres hermosas, distinguidas que dudaba necesitaran de esos detalles para mantener a sus parejas con ellas.

—En dos horas Ginger pasará por mí —susurro y el sudor corre por mis manos.

La hora en mi reloj marca las seis de la mañana cuando cargo mi segunda taza de té y regreso a la ventana. Salió en la noche con Dante y no regresó, el estrés de la primera clase me impidió conciliar el sueño. Aumentó con no verlo regresar y el miedo a que sus hermanos le gastaran otra broma me impidió calmarme.

Me siento en el sillón con vista a la puerta de su casa y le doy un sorbo a la bebida. Mi móvil se ilumina varias veces y lo tomo apresurada al notar que no registra un número.

Me han enviado una captura de pantalla de una transferencia. La cifra detallada está casi llegando al salario en mi antiguo empleo. Otras tres capturas le siguen a la primera y confundida busco el nombre de quien hizo la entrega. Me topo con una firma O'hurn, es el apellido de Alexandra, por lo que imagino fue ella quien consignó.

"—Buen día, querida, hemos decidido que el pago sería individual. Alguna requeriremos tus servicios privados y ello amerita tiempo extra para ti."

Vuelvo a leer lo que ha escrito y lejos de tranquilizarme por tener dinero para las cuotas atrasadas y enviar a mis padres, todo esto aumenta mi estrés. ¿Qué tal si no superaba sus expectativas? Es posible que sepan bailar mejor que yo, en cuyo caso solo me quedaba el pole dance.

Verifico la transferencia y en los siguientes minutos dejo de ver por la ventana concentrándome en los pagos atrasados. Mis padres desconocen que estoy sin empleo, no deseo preocuparlos. Les he dicho que he tenido problemas con mi salario que estoy solucionando.

Ni siquiera que Ludov regresó a mi vida he sido capaz de confesar. Saben que Ludov salió libre y me alertaron al respecto, nada más. No tiene sentido proporcionarle más preocupaciones. Ellos no están para solucionar mis problemas, todo lo contrario. Soy yo la que debo ayudarles.

Media hora después, estoy al día, pero sigo estando desempleada. Si bien, esto aliviara mi situación, es un paño de agua fría que calmara un poco mi agonía. La realidad sigue estando allí, y debo buscar soluciones.

—Un paso a la vez, Ana.

El ruido de una puerta de auto, ser azotada y los ladridos de un perro son el anuncio inconfundible que ha llegado. Su andar es lento y por momentos en zigzag, sostiene en sus manos el saco, la camisa por fuera y ajada. El rastro de una noche de copas y excesos le rodean.

Aprieto los labios con fuerza y me incorporo del sillón, enfadada. Él solo estaba de fiesta con mujeres, yo preocupada pensando en que sus hermanos le hicieron algo. Una mirada fugaz muestra a Dante acercarse al jardín y a él lanzar maldiciones intentando impedírselo. ¿Por qué me enojo? Es un hombre soltero que puede hacer con su vida lo que le dé la gana.

Llego al pie de las escaleras con los ladridos de Dante y las maldiciones de él. La bola de pelos está acostumbrada a que a esa hora le abra la puerta, se sienta a mis pies y me acompaña a tomar el té.

Hoy no deseo su compañía, le dará un motivo a su dueño para ingresar y no quiero verle. Empiezo el ascenso al segundo piso ignorando los ladridos de Dante exigiendo ingresar. Tengo unas clases que dar y una vida a la que me es imprescindible tomar el control.

NIkolái 5to libro saga Angeles o demonios.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora