Me encontraba con Ginger en un momento difícil. Las invitaciones a salir habían perdido la magia de antaño. Dejaron de ser placenteras y se volvieron, momentos amargos, reuniones largas y aburridas, en las que la conversación giraba en torno a mi cercanía con Nikolái.
Le señalaba como el causante de esa ruptura. La triste verdad es que era ella y su forma de controlar mi vida. Jane, mi compañera de cubículo, tenía razón al decir, que mi carácter permisivo le daba pie a inmiscuirse en mis cosas. Desde que lo dijo, no he dejado de pensar en ello y buscar la manera de solucionarlo. Un lavado de cerebro o cambio de chic me vendría de maravillas.
—¿Cómo pudiste enviarme un sobre sin leerlo? Pudo tener ántrax, virus o hasta un explosivo —se queja.
Recibir el mensaje de invitación a almorzar, lo tomé como una disputa segura. La paz que ocasiona la llegada del mesero dura hasta que toma nuestro pedido y se va. Segundos después, ataca a Nikolái por su osadía y a mí por la confianza excesiva en él.
— ¿Me estás escuchando?
Sacude sus manos frente a mi rostro y afirmo distraía. Sonrío por su enojo y resopla disgustada. El sobre que el envío, contenía la cuenta de cobro por sus servicios, con detalles de, honorarios del doctor Rogers, el de Sebastián y demás.
—¿Qué es tan divertido? —se queja —ese hombre es un peligro para ti y todo el vecindario.
—El capitán Weber lo estima.
—Y la vecina chismosa del frente —detalla —dos seres que no tienen vida. Le has dado tanto poder que hasta se atrevió a cambiar las cerraduras. —finaliza exasperada.
—¿Podemos pasar un rato agradable? —le ruego apoyando ambas manos en la mesa.
—No me pidas que te vea lanzarte al precipicio en un supuesto noviazgo qué va a destruirte y me quede de brazos cruzados. —señala disgustada —No te quiere como novia, es posible que llegues al título de amante. Eso si no se aburre antes de llegar a tanto.
—Me da igual, estamos juntos y es lo que quiero. —bromeo.
Nikolái le envió la factura, pero ella había insinuado que le contrató para cuidarme. Si le acusa de entregar información a Ludov o a quien lo haya atacado, fue porque ella culpara a mi hermana. En resumen, los ataques de Nikolái eran ocasionados por Ginger. El día que deje de querer separarnos o criticarle, empezarán a llevarse bien.
Y lloverá piedras. Ese día está muy lejano.
—No es así.
—Quiero a Nikolái—ruego recibiendo la bebida del mesero — y puedo hacer que me quiera. Déjame intentarlo. —los segundos se hacen eternos antes de que responda.
—Está bien.—habla al fin.
Suspiro, aliviada por verle entrar en razón, por más que lo desee no puede cuidar de mí siempre. Ella necesita hacer su vida, yo la mía de la mejor manera posible. Además, de que debe acostumbrarse a la presencia, de mi novio. La mención de ese término saca una sonrisa en mis labios.
—Antes de hacerlo…
¿Cómo llegue a pensar que dejaría las cosas así? Es Ginger, la mujer más intensa y terca de este mundo.
—Deseo que te preguntes, si tiene una mansión en Manhattan, lujosa —toma los cubiertos y me señala con ellos antes de seguir —¿Qué hace en tu vecindario?
No es la primera persona que tiene bienes por todos lados y vive de manera austera. Aun así, le doy un toque romántico a su presencia en mi vida.
La llegada de nuestro pedido me impide responder, ella espera que lo haga. Ginger era de las que requería respuestas inmediatas.
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NIkolái 5to libro saga Angeles o demonios.
Misterio / SuspensoNikolái nunca ha estado en la legalidad, tampoco ha tenido un hogar, dos cosas a las que debe enfrentarse tras la disolución de los cincuenta. Tiene un empleo, la oportunidad de soñar con una nueva vida y el peso de un pasado doloroso. Ninguno de e...