Valiente

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Al abrir los ojos descubro es de noche y me he quedado dormido en el sillón de la sala. Giro mi cabeza y el cuello cruje, mis piernas hacen un sonido parecido y al levantarme ocurre lo mismo.

El recuerdo de la noche anterior es que me llamaron a una reunión en la oficina y estuve en ella, pero solo duró unos minutos. No le hice reclamos, hacerlo era mantenerlos alerta y no quería eso.

Durante la reunión se miraban entre sí, bastante extrañado por mi comportamiento amigable. No fue sorpresa cuando Akim sugirió ir de copas, una moción que fue aceptada por todos, incluso por Vryzas.

Ellos querían saber lo que planeaba y sabían que eso solo sería posible alcoholizándome. Acudimos a su restaurante en donde estuvimos hasta entradas la mañana. Al griego no le gustaba acudir a sitios concurridos, desde antes de ser Hermes, según decía, le fastidiaba estar rodeado de desconocidos.

Tomé más de la cuenta y hasta donde tengo consciencia no solté ni media palabra. Sonrío al recordarlo dirigiéndome al buzón, vacío el contenido y regreso sobre mis pies. Dante está en casa, por lo que imagino Ana no ha regresado y no es de extrañar.

En estos días me he mantenido al margen, por considerar que he estado acosándola y eso podría hacerla sentir intimidada. Subo los escalones con mi cuerpo pesado mientras leo la correspondencia y noto la misma tarjeta de siempre. Cada semana llega una, con una semana restada y las mismas iniciales.

Saco el móvil de mi bolsillo en un intento de llamar a Wells y preguntarle si averiguó algo del último dueño. Sin embargo, mi deseo se ve truncado ante la ausencia de carga en mi móvil. Intentando encenderlo llego hasta mi habitación. La cama me llama, pero el olor a alcohol que despide mi cuerpo me impedirá dormir.

Me deshago de mis ropas con la vista fija en la habitación de Ana. La ventana siempre está cerrada con cortinas oscuras, en todo el tiempo que llevo aquí, jamás la he visto asomada a ella. La luz encendida mostrará que está allí, pero no se asomará.

Esa noche está apagada, al igual que toda la casa.

Espero que logre crear un vínculo con las chicas, están locas y a un par de ellas les falta ser más sociable, pero la camaradería le hará bien. Alexandra le ayudará con empleo a través de sus contactos, Lissa le asesorará con su ex, Mia sería una amiga perfecta y Jazmín le inyectaría la seguridad que necesita para no dejarse intimidar, es posible que le diese un par de clases de las que Noah le proporcionó en su momento.

Yo puedo proporcionarle todo eso, pero no deseo que acepte mis atenciones por agradecimientos, tampoco deseo que se sea señalada en la empresa. Se correría la voz como se hizo cuando Stan insistió en darle trabajo Madeline, la mujer con la que salió un par de días y a quien agradeció sus buenos servicios dándole empleo.

Permanezco en la ducha más de lo habitual y estaría un poco más en su interior si el sonido del timbre no me obliga a salir. Dante está en la entrada del baño y no se ha movido pese a que el timbre es insistente.

—¡Voy! —le digo a quien insiste en romper mis tímpanos.

Cubierto con una toalla y descalzo bajo las escaleras, con mi perro siguiendo mis pasos. Su comportamiento relajado me permite no estar en guardia, aunque tengo especial cuidado de ver el sitio en que he dejado el arma antes de acercarme a la mirilla.

Dos hombres detrás de la puerta me hacen sonreír y empezar a retirar los seguros. Son cinco en total, solo uno de ellos es de mi interés, el que custodian los cuatro.

—Espero traigas de comer —le advierto al abrir y ver lo que tiene en sus manos.

Sergio Wells, en su esplendor, rompiendo el protocolo de visitas nocturnas, invadiendo mi espacio personal y robándole tiempo a su familia, me visita.

NIkolái 5to libro saga Angeles o demonios.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora