Promesa

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Traer al chico a este hospital clandestino, le daba pocas esperanzas de vivir. No estaba adecuado para ese tipo de heridas. Sin embargo, era el mejor escondite mientras buscaba el culpable de su asalto. Un elegante casino en la parte frontal, que escondía un hospital clandestino, perfecto para cuidar de Ludov Vass.

Fue aquí donde Stan trajo a Mia, al encontrarla en la basura. Cruza todo el casino saludando a un par de conocidos a su paso y llega a lo que ellos llaman, área blanca.

Un doctor lo espera frente a una puerta, hace una reverencia al verle y se detiene a pocos pasos de la entrada de la habitación.

—Es bueno verlo —saluda el doctor—no lo esperaba.

—Logré esquivar la seguridad —se mofa —¿Alguna novedad?

El doctor niega y se hace a un lado para que vea al hombre en la cama. Si logra volver le será difícil regresar a lo que era antes. Tuvo la oportunidad de ver los videos del centro comercial al que ingresó con vida.

Estaba lejos de parecerse a ese hombre.

—Perdió demasiada sangre, las heridas fueron casi letales. No sé si hablar de milagro sea correcto dado su estado. —sonríe — es lo más cercano a uno.

—Algo o alguien lo mantienen con vida —señala.

Contempla al chico en la cama. Escucha el resto de los detalles con la mirada perdida en el cuerpo inerte rostro demacrado. Confía en que no sea la chica lo que lo mantiene en este mundo y sea la hermana desaparecida.

Según investigaciones, eran muy unidos pese a la insistencia de su padre de mantenerlos lejos uno del otro.

—¿Qué tan grave es?

—No ha empeorado —el doctor guarda silencio y sigue la mirada de su interlocutor —si se tiene en cuenta cómo llegó, es bueno.

—¿Qué hay de los culpables?

—Elijah Hamilton, contratado por un tercero y cuyo paradero es desconocido —le indica seguir al notar ha guardado silencio—su única esperanza es que despierte y hable. Eso sí, Nikolái no encuentra algo antes.

Sabe que hace sus propias investigaciones, cada paso que dan los hombres, ya él lo ha dado. Ha pagado por tres muertos y todos tienen el sello de ese desquiciado.

Gira sobre sus talones y avanza a pasos lentos al fondo del pasillo. No había podido llegar por falta de tiempo, pero siempre enviada el dinero respectivo. Controlar a Borch, era una tarea difícil, un hombre acostumbrado a hacer lo que se le diera la gana y no conocía de límites.

Y se enlazó con una mujer igual o peor.

Da un toque en la puerta e ingresa antes que le digan hacerlo. La persona detrás del escritorio sonríe al verle y abre el cajón de donde retira una bolsa plástica transparente y vacía el contenido de la misma frente a él.

—Te estaba esperando —señala el arma que ha sacado de la bolsa antes de seguir —está a nombre de Ana Lucia Edevane Cook, la orden es de destruirla, pero sé que quieres estar presente cuando se haga.

—¿Cuál es el plan?

—Sin cuerpo no hay delito —comenta —por desgracia, tus hombres cometieron un error al dejar los documentos.

—Actuaron rápido.

—No los juzgo —se apresura decir —te explico los hechos, los pro y contra.

No pueden hacer nada, presencia de esos documentos, los rastros de sangre y la denuncia del padre hacia la chica ha complicado la situación de la mujer. Toma el arma que guarda en la pretina ante la mirada atenta de su acompañante.

NIkolái 5to libro saga Angeles o demonios.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora