Epílogo 2

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Nikolái.

Desde el nacimiento de mi hijo tengo cierta rutina. Llegar a casa lo más temprano posible y no perderme ningún evento importante. Balbuceos, sonrisas, lo que fuera.

Ana Lucia tuvo un niño, entendí que el sexo no importaba siempre y cuando estuviera sano. Ilya, como quiso su madre llamarlo, transformó mi mundo, rutina y llenó nuestro hogar de fotos. Todas ellas suyas.

Viajar a Atenas con él, siendo tan pequeño, no fue agradable. No me gustaba mezclar a Ana y nuestro hijo con lo que soy. Pero, no tenía opción, era eso o dejarlo en casa. Si bien, Ludov era un mal recuerdo que de poco se ha ido desechando de su vida, no quería correr riesgo.

Además, que teníamos planes, visitar a Aba. Ana quería agradecerle personalmente y la chica quería conocerla. Sin mencionar que deseaba ver si la madurez que percibía era real.

Deseaba mostrarle tantas cosas a Ana, que no sabía por dónde iniciar, por el momento y luego de visitar a Aba, la llevaría a ver el mar. Se los mostraría todos, contaba con toda una vida para hacerlo.

Con un Dante recuperado, pero con algunas restricciones viajamos a Atenas. Jazz conocía la ciudad y aún tenía amigas en ella. Prometió hacer de guía turístico y los hombres de Terek la cuidarían.

—No va a pasarle nada —me calma Stan quien camina a mi lado —hace años dejó de ser peligrosa para nosotros.

—Es inevitable—comento soltando mi corbata —me han dicho que la paranoia nunca se va.

—Empeora conforme nuestros hijos crecen —murmura Noah.

Avanzamos por el puerto hasta el yate que nos espera al final. No necesita presentación, lo conocemos por el nombre escrito en un costado. Anker. Su dueño lo envía cada cierto tiempo a restaurar. El resultado, una pieza de lujo que resplandece en medio de las azules aguas en que flota.

Akim y Stan se lanzan al interior del lugar, Noah toma mi mano y me impide seguirle. Mi deseo es acabar con esto rápido y llegar con Ana. Los muertos en Persépolis contaban, pero mi familia vivía y eso hacia la diferencia.

—Sé que no deseas hablar de ellos —empieza a decir y sostengo su mirada —Luisa Vass está con vida, no dio su ubicación, pidió no ser buscada.

—Y no la juzgo —comento alejando la mano de la mi brazo y viendo a Dante lanzarse detrás de mis hermanos —tienes razón, no deseo saber de ninguno de ellos o los trato que tienes con Vass.

—Ya no hay tratos con Vass, Nikolái.

Sacudo las palmas de las manos en el aire restándole importancia. No importa si es o no así, me basta con saber que ha cumplido y se ha mantenido lejos de los Edevane.

Sé que el viejo Terek y lo tiene con la familia de Ana, que la sociedad ha dado frutos y han mejorado su situación económica. A mí solo me permitieron costear la construcción de la casa familiar en la colina. Un regalo que quise hacerle a la madre de mi esposa y única abuela de mis hijos.

—¿Puedes darme un poco de fe? —el tono de voz angustiado me hace detener a pocos pasos de la entrada al yate. —todo cuanto sé te lo debo a ti, no importa cuanto haga o diga, siempre tendré la certeza que te debo.

—Jamás he pedido pago —le digo girando hacia él. —lo hice por mi propio bienestar, éramos compañeros de trabajo. En algún momento tendría que cuidar mi espalda, adiestrarte era importante no solo para ti, también para los demás.

—¿Lo mismo sucedió con Stan y Akim? —tuerzo los labios afirmando.

—No hubo caridad en mis acciones, fue inteligencia y sentido común.

NIkolái 5to libro saga Angeles o demonios.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora