Capítulo sin editar....
Marck O’hurn, así se llamaba el cardiólogo, propietario del hospital en el que la doctora Alexandra había enviado mi currículo. Un hombre de gran estatura, porte firme y sonrisa contagiosa. Fue esa sonrisa la que derribó el nerviosismo que traía, al tratarme con familiaridad.
No hablé mucho con él, lo suficiente para saber que era igual o mejor persona que su hermana. Insistió en acompañarme al área de recursos humanos y presentarme como amiga de la familia. Según él ya lo era al haber logrado agradar a su hermana.
Muy a pesar de que estaba lejos de ese título, insistió en que estaba equivocada. Como sea, mi vida estaba por cambiar. El alivio de haber pasado dos de las tres barreras dentro de lo que sería mi sitio de trabajo fue inmenso. Me sentía como si caminara entre nubes o almohadas, ya podía ver a mis problemas económicos alzar el vuelo.
—Ana Lucia Edevane Cock.
El jefe de recursos humanos lee mi nombre impreso en mi currículo y alza el rostro en mi dirección. Es un hombre mayor de estatura media, grandes ojos marrones y bastante atractivo, pese a su edad avanzada. El uso de lentes le dan un toque intelectual y elegante a su rostro.
—Economista desde hace dos años —sigue leyendo. —has trabajado en un solo lugar.
Mi mente tiene un registro imaginario de las zonas que va describiendo. Un sudor frío recorre mi espina dorsal y se instala en mi cuello cuando capto cuál sería lo siguiente que diría.
—Fui despedida por…
—Su ex —sigue por mí y cierra el currículo para verme directo a los ojos —me lo han comentado, su ex jefe me habló al respecto, en lo buena empleada que era y lo que lamentó su despedido.
Acomoda sus lentes y apoya una de sus manos en mi currículo. Por un momento lo único que puede escucharse es mi respiración y el golpe de mi tacón en la fina losa del hospital. Lo produce el movimiento de mi pierna, un tic nervioso qué me es imposible controlar en estas situaciones.
—¿Será un problema? —me animo a preguntar cuando el silencio empieza a ser incómodo.
—¿Lo será para usted? —que responda con una pregunta me deja sin comentarios.
Ni siquiera su sonrisa logra calmarme.
—No interferirá en mis labores, —hablo segura —si esa es la pregunta.
Acomoda sus lentes y abre de nuevo el currículo antes de hacer un comentario o fijar sus ojos oscuros en mí.
—En ese caso, señorita Edevane, no tiene nada que temer.
Mi reacción de soltar el aire le divierte y vuelve a acomodar sus lentes con el dedo índice. Gesto que me da la impresión de ser parte de él, estén o no ese objeto fuera de lugar.
—Gracias —comento en tono bajo.
—¿Está al día esa orden de restricción?
Paso saliva y me remuevo en mi sitio sin entender la pregunta. Aún no firmo contrato y el doctor Marck fue enfático en aclarar que mi estancia dependía de este hombre y la directora de finanzas, mi sitio de labores.
—Lo pregunto por su seguridad. —sigue diciendo ante mi silencio —nuestro principal objetivo es brindar un excelente servicio y eso solo será posible a través de nuestros empleados.
—Está activa —respondo al fin —al igual que todas las veces en que se acercó.
Suspira volviendo a cerrar el currículo, esta vez para alejarlo del todo de su lado y digitar algo en el PC. Por largos minutos me limito a verle trabajar frente al objeto con todo su rostro relajado.
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NIkolái 5to libro saga Angeles o demonios.
Misterio / SuspensoNikolái nunca ha estado en la legalidad, tampoco ha tenido un hogar, dos cosas a las que debe enfrentarse tras la disolución de los cincuenta. Tiene un empleo, la oportunidad de soñar con una nueva vida y el peso de un pasado doloroso. Ninguno de e...