CAPÍTULO 20

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POV VANESA

Justo cuando uno mis labios a Mónica, una especie de frenesí se apoderó de mi cuerpo. De una manera tan deliciosa que no podía explicar, los labios suaves y al mismo tiempo delicados de aquella mujer se movieron lentamente junto a los míos, llevándome fuera de órbita.
Juro, juro que sentí conocer este beso, pero seguro que eso sería una locura, porque esa boca nunca la he besado. Puse una mano entre sus cabellos oscuros, presionando ligeramente, mientras que la otra mano se sostenía firme
en su cintura. No tardo en abrir un espacio, dejándome degustar su lengua divinamente deliciosa. Nuestro beso fue tranquilo, sereno, pero sin dejar de ser intenso. Como si el mundo se hubiese detenido en ese momento, nos
besamos con un cariño que llegó a asustarme. Una vez que el aire nos faltaba, deje poco a poco el cuerpo de la mujer que a la vez se alejaba.
Abrí los ojos y como un flash vi los ojos de Martina que estaban frente a mí, pestañeé varias veces para ver los de Mónica. Me estaba volviendo loca.

- Lo siento Mónica, yo..- dije alejándome rápidamente parpadeando varias veces para disolver la imagen de mi
stripper.

Se avergonzó tanto como yo, ella miro al suelo, probablemente en busca de un lugar para esconderse.

- Todo bien... no se preocupe.

Miré sus ojos confundidos y confieso que sentí el impulso de besarla nuevamente.
Pero aleje esos pensamientos insistentes en aparecer, debe ser la influencia del alcohol, o quizás no.

- Fue un impulso, no quería causar esta situación.

- Usted no provoco nada, está todo bien, ¿ok?

- No quiero que pienses mal de mí, Srta. Carrillo.

Un incómodo silencio se apodero del ambiente.

- Vamos a continuar como antes. Esto no va a cambiar nada.

- ¿En serio? - Pregunté con recelo.

- Lo juro.

Solo asentí. No sabía qué decir ni qué hacer, el repentino impulso de besarla me sorprendió tanto como ella.

- Creo que será mejor ira dormir. ¿Mañana nos vamos a levantar temprano no es así?

- Sí, de vuelta a la vida real Srta. Carrillo- ella sonrió hermosamente.

- De nuevo a la vida real.

Mónica me ayudó con las copas de vino, y las llevamos a la cocina. Ella se quejó de estar un poco mareada, el alcohol ha sido demasiado para las dos. Nos reímos como dos tontas mientras ella lavaba las copas después de mucha insistencia.

- No cuesta nada hacer esto, Martita merece un descanso.

- Deberías ir a tu habitación y descansar.

- Deje de quejarse, y ayúdame. Tome ese paño para secar.

-Yo? Que va, que va.

- Sí, tu ¿0 la señora Martin no puede?

- Le das una mano, y ahora quiere todo el cuerpo. - Dije causando una carcajada en Mónica

- oh vamos!

Dijo mientras enjabonaba los finos platos.
No se puede negar que Mónica era una persona muy humilde, pero no eran tanto sus cualidades morales a las que estaba prestando atención ahora, solo al redondeado trasero que tenía.

"Oh cielos, Vanesa" te vas a quemar en el infierno"

Me dije a mí misma admirando todo eso delante de mí. Aparté mi atención, tomando las copas y colocándolas en su sitio.

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