Cap31 2visión

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Emiliano no creía mucho en lo que dijo Nataly, "no llegaremos antes de que crucen el río." Después de desayunar y tomar su café se recompuso un poco, le daba gracias a Nat por haber hecho el pedido. Sus ojos estaban fijos en el frente, con el pie en el acelerador y su mano en el volante. Nataly iba a su lado luchando para no dormirse, el cansancio la traía muerta.

- Linda si quieres duerme, no descansaste en toda la noche.

- Discúlpame pero no, - dijo ella. Emiliano rió por lo bajo al escucharla, parecía borracha - no me voy a dormir, mientras tu conduces. Si no lo recuerdas tu tampoco descansaste anoche... - bostezo - Además, ya estoy acostumbrada a esto, se me pasara en un rato.

Emiliano se cubrió la boca, tosio falsamente y dijo: - Cuando duermas.

- ¡Ah! Enserio, ¿y tu? - preguntó Nat, el la miro de reojo sonriendo le.

- Tienes razón.

El tiempo transcurrió tranquilo. Lo que les parecía sospechoso a ambos, eso no era normal. Después de unos minutos, Williams sintió un leve dolor de cabeza, pero todo empeoró cuando el dolor se convirtió en un fuerte golpe en su nuca. Su vista se torno oscura, solo escuchaba el suave sonido del agua.

Abrió los ojos encontrando se parado en medio de un río, uno que reconoció al instante. Unas voces se hicieron presentes haciéndolo girar a ver a la orilla. Elisa se encontraba allí, al igual que sus amigos, estaban cruzando el río. Nueva mente su vista se torno oscura, para dejarle ver el rostro de su peor pesadilla, ese demonio le sonreía burlonamente.

Al cabo de unos segundos, los gritos de Nataly se hicieron presentes. Volviendo a la realidad, un auto apareció en frente de el, y con un movimiento rápido, giro el volante hacia la derecha para terminar frenando en secó.

- ¡Pero que demonios! - grito Nataly - ¡¿Que carajos querías hacer, matarnos antes que esa cosa lo hiciera?! ¡Porque te dormiste!

- ¡No me dormí! - respondió firme.

- No, te diste un descanso de cinco minutos amor. - ironizó - ¡Pero que fue lo que te paso por la cabeza!

- ¡Que no me dormí Nat! - sentenció.

- ¡Ah no! ¿Y entonces que? Tuviste una...

Nataly paro antes de decir algo más. No podía ser lo que estaba pensando, era imposible.

- ¿Em, amor... A-Acaso tuviste una... ¿Visión?

Sin decir la más mínima palabra, Emiliano asintió con un movimiento de cabeza lento y claro.

- ¿Qué fue lo que viste?

- Los vi. Vi que cruzaron el río Nat, y no llegamos para impedirlo.

Nataly sabía que eso pasaría, no tenía mucha ciencia el descubrirlo. Además no quería decirle a Emiliano "te lo dije" no sería bonito.

- ¿Eso nada más?

- No, - negó soltando el volante - lo vi. Creí que no volvería a ver esa cosa en mi vida, me miraba con una sonrisa...

- Se esta burlando de ti Em, como no llegaremos a tiempo cree que tiene ventaja.

- Tenemos que irnos...

Encendiendo de nuevo el motor, se dispuso a incorporar el coche a la autopista de nuevo. Retrocedió lentamente para salir de donde se encontraban, avanzo pisando lento el asfalto para salir de la maleza. En ese momento, un camión a toda velocidad paso en frente de ellos haciendo sonar el claxon, Emiliano freno de inmediato haciendo que las ruedas rechinaran.

- Se acabó. - salió Nataly del auto.

El la imito, siguiéndola por la maleza, Emiliano gritaba su nombre. «¿Cómo siendo tan pequeña, camina tan rápido?» se preguntó mientras trotaba.

- ¡Nat! ¡Nataly!

No lo escuchaba, sus sentidos estaban nublados. Parando a espaldas hacia Emiliano, coloco ambas manos en sus rodillas manteniendo la cabeza baja.

- Nat...

- Tengo miedo... - le corto en un hilo de voz.

- Lo sé. - se acerco a ella levantando la y abrazarla - Se que tienes miedo... Pero también se que no es a morir.

- Siempre creí que mi vida acabaría de niña. - sollozo, Emiliano sintió como las uñas de Nataly se clavaban en sus hombros y las lágrimas mojaban su camisa - Desde pequeña la muerte no era algo que me asustara... Más bien la deseaba. Quería terminar con todo, dejar de sufrir.

Esas palabras se calaron en lo más profundo de Emiliano.

- No digas eso. Escúchame, - beso su cabeza - jamás vuelvas a repetir eso.

- ¿Por qué? Es la verdad. Tarde o temprano todos terminan dejándome, haciéndome sufrir.

Emiliano beso nuevamente su cabeza, pero por más tiempo.

- Todo esta bien cariño, - acaricio el cabello castaño de Nataly - aquí estoy y no te dejare. Nunca.

Entre las Sombras Donde viven las historias. Descúbrelo ahora