Cap67

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Fuera de la casa de Jane, Malcom la esperaba recostado del auto. Ella era una antigua amiga del trabajo que había renunciado debido a que quería estar con su familia. El frio de la madrugada lo arropo por completo haciendole ajustar su chaqueta. Por la puerta que tenia en frente salió una mujer de estatura pequeña, tez blanca, aparentando unos treinta y tantos, pelirroja, su cabello caía hasta sus hombros y de ojos verdes rasgados, con sutiles toques amarillentos. Jane no había cambiado en nada, siempre había sabido mantenerse hermosa; su alegría y tan encantadora sonrisa la hacian resaltar entre la gente, pero ahora, al verle. Sus ojos enrojecidos se cristalizaron y su labio inferior temblaba mientras caminaba lentamente hacia el.

Estando frente a frente Malcom pudo detallarla mejor, aparte de sus ojos  su nariz también mantenía un color rojizo y estaba congestionada. Se notaba que había llorado demasiado, una lágrima rebelde se abrió paso por su mejilla derecha, Malcom llevo su mano hasta ella limpiando la con su pulgar. Jane al sentir en tacto de el dejo salir las lágrimas que había retenido desde que lo vió.

- Oh, Jane...

Acercándola a su anatomía, Malcom la abrazo dejándole llorar. Jane escondió su rostro en el pecho de el mientras pequeños gemidos salían de su garganta, acompañados de un mar salado corriendo por sus mejillas rojas. Tenía que comprenderla, después de contarle la noticia de Royers eso le afecto demaciado, debido a que los tres se conocían desde que habían entrado en la academia, ellos eran como tres hermanos que siempre estaban el uno para el otro.

- Shhh... Tranquila. El esta bien, calma.

Ella asintió sin separarse de el.

- Me siento culpable. - dijo Malcom - Yo fui quien lo envío allí.

Dijo recordando aquellos días cuando aún trabajaba y por ella le asignaron el caso de los bosques a Jonathan.

- ¿Cómo se lo diré a los gemelos? - se alejo Jane - Les prometí que sus tíos-padrinos estarían para su cumpleaños.

Sirvió su nariz.

- Ya encontraremos la manera... - aseguro Malcom - Arthur.

Dijo al ver al esposo de Jane salir de la casa con unos chandal negros y una sudadera gris.

- Jorge. - le abrazo cuando estuvo a su lado - Mi más sentido pésame.

- Gracias.

Asintió el. Al tenerlos en frente a ambos se percato de algo que había olvidado. Le parecía gracioso que Jane fuera más pequeña que Arthur, sin mentir le llegaba por los hombros.

«Chaparra» rió en sus adentros.

- Bueno, mejor nos vamos para no perder tiempo. - señaló el auto.

- Bien. - asintió Jane.

- Repasemos. - dijo Arthur ayudando a Jane a subir - ¿Qué harás cuando llegues?

- Te llamare.

- Sale buzon de voz.

- Te envío un mensaje.

Rodo los ojos.

- Ok. - Arthur respiro profundo - Malcom, cuídala. Te la encomiendo mucho.

Ya dicho aquello, dió dos leves golpecitos al auto. Viéndolo alejarse sintió un nudo en la garganta y el miedo alojando se en su estomago, no había sentido eso desde que Jane dejo su trabajo como agente para estar en casa, y ahora todo lo que sentía en esos días volvió como una ola.

- ¿Me puedes decir a donde iremos?

- Al bosque prohibido. - dijo sin importancia alguna.

- ¡¿Qué?! - exclamó la pelirroja - ¿Dime qué no entraremos...? - silencio - ¡Malcom!

Entre las Sombras Donde viven las historias. Descúbrelo ahora