Cap43 El río

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Apenas y oía lo que decían, estaba más dormida que despierta. Tenia la sensación de que alguien la tocaba, todo estaba oscuro hacia y frío. Despertando al fin se encontró sola, las voces que escuchaba seguían presentes pero más fuertes, Elisa se levanto del suelo temblando, el frio que hacia la estaba matando. Busco a sus amigos pero estaba sola. No había nadie a los alrededores. Camino abrazándose a si misma, oyendo las voces que a lo lejos pedían ayuda mientras otras gritaban, unos pasos se hicieron presentes y la sensación de ser observada la invadió. Acelerando un poco más, los volvió a escuchar, camino más rápido escuchando también que el que estaba detrás de ella caminaba igual de rápido.

Girando a ver sobre su hombro, un hombre que traía lo que parecía un gran cuchillo en forma de hacha le hizo alertarse. Empezando a correr los gritos se hicieron más fuertes pero unos resaltaban en especial, los que decían su nombre. Los pasos se hicieron más fuertes y más cerca. Su vista comenzó a tornarse borrosa y pecho dolía, correr y llorar no era una buena acción a decir verdad, escondiéndose detrás de un árbol miro atrás asegurando se que no había nadie y efectivamente, así era. Regresando la vista al frente encontro la peor escena que podía haber. Los cuerpos de sus amigos estaban colgados de los árboles, de los brazos, piernas y... Cabeza, en el cuello de rubio y la pelinegra descansaba una soga teñida de sangre. Llevando las manos a su cabeza tiró de su cabello dejándose caer de rodillas en un mar de lágrimas y culpa... Un fuerte agarre se hizo presente en su cuello privando la de poder respirar, el suelo se alejo de sus pies quedando a metros de ellos. No podía respirar, pataleaba y se sacudía frenéticamente mientras trataba de quitar las cuerdas de su cuello, hasta que no pudo más y dejo de luchar.

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Despertando sobresaltada de su pesadilla Elisa al fin pudo respirar, el aire invadió sus pulmones mientras tocia frenéticamente. Max despertó de inmediato cuando ella lo hizo y al verla así se alarmó.

- Respira. Respira, eso - le dijo - tranquila aquí estoy. Respira.

Al verlo de frente, Elisa se subió en el regazo de Max y lo abrazo con fuerza escondiendo su cara en la curvatura del cuello de el. Sorprendido, Max trago grueso por la acción de Eli, pero al escuchar sus sollozos la envolvió en sus brazos, estaba en verdad asustada, se notaba.

- Shhh. Tranquila, - susurro en su oído - ya, aquí estoy. Solo fue un mal sueño. - acarició el cabello de Elisa.

- Uno muy malo... - respondió con voz entre cortada - Creí que habían muerto por mi culpa... Vi sus cuerpos colgados de los árboles...

Ok, eso no fue un sueño muy bonito, hasta pasaba los límites de pesadillas. - si, también me entero que las pesadillas tienen límites - Alejándola un poco de el, miro su rostro, sus mejillas y nariz estaban rojas al igual que sus ojos por los cuales caían un río de lágrimas, sus lindas y cortas pestañas estaban empapadas y su labio inferior temblaba.

Limpiando las lágrimas, Max la tomo de las mejillas inclinando un poco su cabeza para besar su frente. Ella coloco sus manos encima de las de el para después regarle una sonrisa triste.

- Eso no pasara, nadie morirá.

- ¿Lo prometes? - pregunto con ojitos de borrego atropellado.

- Te lo juro. - eso fue lo que la hizo sonreír, aun sabiendo que era mentira.

Ya estando calmada se separó de el para emprender su caminó al río, o encontrarlo mejor dicho. Pero antes, La hora primero...

- Son las seis y diez. - respondió Max mirando su reloj.

- Tenemos que irnos, y buscamos el rió.

- No, estoy tan seguro de eso. - sonrío divertido.

- Sabes algo que yo no. ¡Dímelo ahora! - le ordeno. El solo se hecho a reír.

- Ya encontraron el río. Más bien, Sophie y Ben lo encontraron. - explico el metiendo sus manos en los bolsillos de su pantalón - No te dije porque estabas dormida.

- En ese caso, vámonos. - se levanto Elisa - Soph, Sophie.

La removió.

- ¡Mmmm! - se quejo adormilada.

- Levántate hay que irnos.

- ¿Qué hora es?

- Las seis y once. ¡Ben...!

- ¿Qué quieres?

Pregunto removiendo se buscando a Sophie.

- Vamos arriba. - pidió Elisa desordenado le el cabello.

- No, abajo. - abrazo a Sophie haciendo que callera de nuevo al suelo, impidiéndole levantarse.

- ¡Ay! - chillo la pelinegra.

- ¡No te hagas el payaso, muévete!

- Ya voy, ya voy. Pareces mi mami, y no lo eres. - reprocho haciendo un puchero.

- ¿Qué paso con Carlos? - preguntó Sophie tratando de quitar el brazo de Ben de su cintura - ¿No que nos despertaría el?

Caminando hacia el nombrado, Elisa se acuclillo a su lado descubriendo lo que había pasado.

- Se durmió... - rió

- ¡Enserio! - exclamó Sophie.

- Si. - asintió Eli - Carlos. Carlos, ¡CARLOS!

- ¿Qué, no grites!

Se quejo quitándose los auriculares mirándola con los ojos entrecerrados.

- Que nada. Muevete vamos.

- Ay, voy. - se levanto a paso de tortuga - ¿Encontraron el río?

Preguntó estirándose.

- Si.

- ¡¿Quién te dijo?!

Preguntó Sophie.

- Max lo hizo.

Señaló al nombrado haciendo que recibiera una feroz y mortal mirada de la pareja.

- ¡Vámonos! - exclamó un Carlos tendido en el suelo levantando su puño.

Con todo en sus bolsos, el grupo siguió con su caminó hacia el río con Sophie y Ben de guías. Max y Elisa estaban en medio conversando sobre varias anécdotas, Carlos, - el pobre Carlitos - solo escuchaba música en su teléfono. Una linterna en la mano de cada les iluminaba el camino ya que el sol se escondía dándole paso a le fría noche, hasta daba miedo caminar por allí.

Llegando a la orilla del dichoso río un silencio profundo se hizo presente. El bosque era oscuro y no se veía nada, solo unos árboles, todo gracias a las linternas.

- ¿Y bien? - pregunto Ben.

- Bien, - dijo Carlos - yo me largo. - dió media vuelta.

- Si te vas, estarás solo. Osea, te iras solo en el oscuro bosque durante una hora y media.

Le recordó Elisa...

- Yo me quedo. - retomo su puesto.

- ¿Lista?

Pregunto Max mirándola. Tenía que confesarlo, estaba aterrada pero había algo en su interior que le decía que cruzara, algo la llamaba. Siguiendo el caminó de rocas que había, cruzó sin ningún problema, solo tuvo una extraña sensación al hacerlo. Ben fue el segundo en seguirla, después fue Sophie, Max y por ultimo un temeroso Carlos.

El río era como de unos cinco metros de largo y como medio de profundidad. Cuando Ben piso tierra nuevamente, se giro a ver a Sophie que venía detrás de el con Max a sus espaldas cuidando la. La pelinegra alzo la mirada un momento para ver cuanto faltaba, una cara de preocupación la esperaba al otro lado y una quería reír a carcajadas por la cara del otro. Si, Ben era el que tenía cara de espanto. Su vista se clavo en los árboles, y ver lo que había allí la hizo perder el equilibrio en las resbalosas rocas, Max avanzo unos pasos rápidamente y atrapó a Sophie en el aire incorporando la de nuevo.

Detrás de Elisa y Ben se encontraba aquel hombre de la foto y el baño, era imposible despegar los ojos de aquella sonrisa diabólica y esos ojos blancos. Dirigiendo su mirada a donde la tenía Sophie, a Elisa se le helo la sangre al ver que el mismo hombre que había arrollado Max, estaba a tan solo unos metros de ellos...

Entre las Sombras Donde viven las historias. Descúbrelo ahora