Cap58 Hay que regresar

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Ya casi de vuelta donde todo comenzó, Elisa no iba muy cómoda que se diga. Punto uno: el enorme y sorprendente show. Punto dos: la horripilante cabaña que cruzan justo en este momento. Y punto tres: una espesa niebla que ya le pisaba los talones. El frio que había los hacia temblar, parecía que ni las chaquetas funcionaran, el fuerte viento agitaba con violencia los árboles y el siniestro sonido de un buho que no colaboraba en nada. Ella no se alejaba en ningún momento de Max, era obvio, el era su fuente de calor más cercana y con todo lo que había pasado no le quedaba de otra. Aparte el no la dejaría alejarse tampoco.

Segundos después... La cabaña, estaba justamente a su lado, y eso la ponía histérica. Su mano se aferraba fuertemente al brazo de Max, su corazón comenzó a latir con mucha más rapidez mientras el miedo se colaba por cada célula de su cuerpo. Una mano que toco la suya logró calmarla, no totalmente pero si un poco; Elisa cerro los ojos y se dejo llevar por Max el resto del camino. Poco después sintió que la soltaba, sus ojos se abrieron al instante pero no vió nada.

La niebla los había alcanzado por completo, no podía ver nada más que blanco y unas luces al frente tenues. Desesperada por encontrar al rubio, Elisa comenzó a llamarlo.

- ¡Max! ¡Max! - coloco las manos al rededor de su boca - ¡Max...!

- ¡Eli!

Gritaron a lo lejos.

- Sophie... - murmuro ella - ¡Sophie! ¡¿Sophie done estas?!

- ¡Por aquí, sigue mi voz!

Yendo en busca de la pelinegra, Elisa no dejo de buscar a Max. Seguía mirando alrededor a ver si lo encontraba algo, tan siquiera una señal de vida de parte suya; entre tanta niebla no podía ver nada y las cosas empeoraron poco después cuando su linterna se apago.

- No... No, no, no. - la golpeo contra su palma - ¡¿Por qué esto me pasa a mí?!

La desesperación la estaba llevando al límite, miro a todos lados, dando vueltas en su propio eje sin parar. Una sombra cruzo por su lado poniéndole los nervios al límite. Ese no era Max y ninguno de los del grupo, esa sombra era mucho más alta y delgada parecía arrastrar algo, cuando se propuso a seguirla hasta que Sophie la freno.

- Elisa. - la abrazo con fuerza - Eli no encuentro a Ben.

- Y yo no encuentro a Max. - dijo mirando a detras de ella por donde su fue aquella sombra.

- No se donde esta, desapareció de la nada y lo único que vi fue una sombra alta y delgada.

Eso llamo la atención de la castaña.

- ¿Alta y delgada? - Sophie asintió y después entro en cuenta que Elisa no la podía ver.

- Si. Paso... ¡Ben!

Chillo al verlo parado detrás de su amiga. Sophie lanzo a sus brazos como si no lo hubiera visto en tanto tiempo, Elisa ignoro por completo y se separó de ellos con la esperanza de encontrar a Max. Guardo la linterna en su bolso y saco su teléfono del bolsillo trasero de su pantalón, encendiendo la luz trato de ver entre tanta nube blanca. Las lágrimas comenzaron a nublar su visita, ella no se detuvo, dejo que salieran libremente. Reconoció la voz de Emiliano llamándola al igual que la de Carlos, pero ella no les presto atención; entre más caminaba las voces se echaban más lejos, La silueta de alguien frente a ella le llamó la atención. Era idéntica a la del ojiazul, alto, cabello despeinado y espalda ancha, una sensación de júbilo llego a su pequeño ser acompañado de una sonrisa.

Acercándose más pudo ver el color de la chaqueta que llevaba, una azul oscuro. La luz de su móvil comenzó a titilar como loca cuando estuvo a dos metros de el y la pesadez en su pecho se hizo presente, finalmente la luz dejo de funcionar quedando todo a oscuras. Mirando el aparato en su mano un segundo trato de encenderlo pero no respondía, dándose por vencida levanto la vista encontrando la silueta frente a ella, a centímetros de su cuerpo. ¿Cuando se había acercado tanto? No podía verle el rostro, parecía que tuviera la capucha puesta. El viento que era una suave brisa se convirtió en una fuerte, el sonido de los árboles chocar uno contra el otro resonaba por todo el lugar y las ramas del suelo se levantaban chocando contra todos.

La niebla se disperso rápidamente, dejando a la vista de Elisa aquella silueta que era en realidad nada... La chaqueta de Max flotaba en el aire y así lo hizo durante unos micros segundos hasta que callo al suelo. El grito de Sophie alertó a todos haciéndoles voltear para ver a una sombra entre los árboles, alta delgada y con una sonrisa que dejaba ver unos dientes filosos acompañados de unos ojos en blanco. Emiliano la tomo de la cintura y se la llevo lejos de allí lo más rápido que pudo, Eli solo miraba la escena con la chaqueta de Max entre sus manos, ese bosque no era normal y estaba totalmente segura de ello, eso era una parte el infierno en persona.

- Elisa, - se le acerco Emiliano - tenemos...

Al ver la chaqueta de Max entre sus manos y ella con una mirada sombría le hizo saber que algo no andaba bien.

- ¿Dónde está Max?

- Eso quiero saber. - respondió ella - Voy a volver.

- Voy contigo. - se le unió Sophie - Ben tampoco esta.

- ¡El río esta cerca! - grito Carlos.

Sin más Eli se ato la chaqueta en la cintura para después sacar la linterna a ver si lograba encenderla de nuevo, así evitaba gastar la batería de su móvil.

- Adelanten se, nosotras los alcanzaremos después.

- Ni creas que van a ir ustedes dos solas.

Le advirtió Emiliano señalando la.

- Ya somos suficientemente grande citas para tenerle miedo a la oscuridad. ¿No crees?

- Yo no. - alzo Sophie las manos a la altura de sus hombros.

- Escúchame. - Elisa miró al pelinegro con fastidió - Vine aquí para salvarle el cuello a ti y a tus amigos. No por gusto propio.

- Claro, porque si dejamos la decisión en tus manos dejas que nos maten. ¿No? - contraataco Elisa.

Un silencio incomodo se produjo entre todos. La tensión entre ellos dos era palpable, de seguro podía cortarse con un cuchillo.

- Ya es suficiente.

Se interpuso nuevamente Nataly.

- Iremos a buscar a los chicos, todos. - los señalo.

- ¿Alguna idea de donde estén? - se dirigió Carlos a Emiliano.

- Creo que tengo una.

Dando vuelta, regresaron por donde vinieron. Emiliano no estaba muy seguro de su idea pero era posible de que estuvieran allí. Sin tener algo, ni siquiera una miserable pista de adonde iban Elisa trataba de evitar los pensamientos negativos que se acumulaban en su cerebro.

Entre las Sombras Donde viven las historias. Descúbrelo ahora