De un Mafioso | Clan Crawford #1

Capítulo 43

Todo se siente extraño, para ser honesta. La relación con Eslay y Chase todavía está tensa, y no termino de sentirme cómoda; y es como si alguien estuviera susurrando en mi oído todo lo sucedido en los pasados días, no dejándome olvidar o poder dormir en paz. No importa lo que haga, mi cuerpo duele como el infierno, y lo único que me ha mantenido aliviada es saber que mi bebé está bien… Sin embargo, John me advirtió que si una sola cosa más llegaba a suceder, tendría que internarme para mi propia seguridad, y para la salud del embarazo.

No me negué, siendo honesta, aunque odio los hospitales y clínicas, sé que eso no es una tortura después de todo lo que pasé lo últimos días. Y, aunque ya estoy de regreso en la mansión, después de haber estado un día completo en observación y saber que Zeke está muerto, no logro sacudirme la sensación. Cada vez que escucho pasos miro sobre mi hombro, cada vez que huelo el tabaco en Eslay recuerdo el aliento de aquél tipo, y ya no puedo dormir con las luces apagadas.

Mi rutina diaria se ha convertido en ducharme con una esponja suave y cubrirme en crema con antiséptico para evitar que los cortes más profundos se infecten, y, después de eso, me pongo ropa suave que no me haga sisear cuando me roza. Dos veces al día.

A veces lloro, no voy a negarlo. Es imposible no derrumbarme de vez en cuando, cuando siento que todo me sobre pasa y me encuentro a mitad de un ataque de pánico. El primero fue después de salir del hospital, cuando Eslay, Chase y Cassie discutieron sobre dónde sería más conveniente que estuviera, cuando, en realidad, no estoy convencida de estar segura con Chase o Eslay.

Sin embargo, cuando el ataque comenzó, Eslay terminó tomando la decisión por su cuenta y llevándome con él. Su relación con Chase también es extraña, pero no tensa como la que ahora tenemos, sino… solo extraña, como si no se llevaran tan mal realmente.

Es curioso, me hubiera gustado que se llevaran no tan mal desde el comienzo.

Me he sentido como una niña últimamente, como antes del momento en que perdí el control de mi vida y emociones, y… me he encontrado a mí misma queriendo el afecto de Eslay, y rechazándolo a la vez. Mi mente está en constante contradicción, y eso está volviéndome loca, como si en mi cuerpo hubiera dos personas diferentes, queriendo cosas distintas. Dormimos en la misma cama, su cama, pero ni siquiera nos rozamos, exactamente como se lo pedí, y él no intenta nada más… Solo acepta lo que le doy: mi mano. A veces no es suficiente, pero me conformo, y él también.

A veces acaricia mis dedos, a veces nos acostamos frente a frente, alejados, y solo me observa con calma, sonriéndome de vez en cuando, y otras veces, mis favoritas, son cuando se queda dormido con mi mano debajo de su cabeza; me da la oportunidad de acariciar su mejilla y recuperar un poco del tiempo en que no pude hacerlo. No importa lo que tenga que hacer, siempre regresa para almorzar conmigo, y ya no va a Clandestine para quedarse a mi lado toda la noche.

Está tomándose enserio mis palabras, y agradezco eso.

Me miro en el espejo, notando cada marca en mi cuerpo envuelto en un vestido al cuerpo. No lo soporto, pero Eslay quiere llevarme a cenar fuera esta noche, y no puedo aparecerme en pijama a un restaurante elegante. Mi ceño se frunce ante la imagen que me devuelve el espejo, y llevo una mano a mi cuello, donde un apósito color crema cubre la mitad de mi piel.

La puerta de la habitación se abre y miro, a través del espejo, a Matt entrando con cautela. Sé que he estado por más de una hora arreglándome, pero no es fácil en este estado. Él se queda en la puerta, viéndome detenidamente desde su lugar; sus ojos me recorren de pies a cabeza, y termino removiéndome un poco incómoda.

—Te ves hermosa —me halaga, entrando y cerrando la puerta, sosteniendo una carpeta en la mano. Aclara su garganta y cambia su expresión, volviendo a la normalidad cuando volteo para verlo mejor—. Tengo lo que me pediste.