Capítulo 60

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Estoy tan nerviosa que me siento a punto de vomitar. Si con la alarma de parto me sentí asustada, ahora estoy cagada del miedo y ansiedad; mi vientre se pone incluso más duro con cada contracción, y puedo sentir los más pequeños movimientos de Yefrem. Mis piernas tiemblan un poco, y todo mi cuerpo se relaja cuando la contracción desaparece, y mi cuerpo sabe que solo tiene siete minutos hasta la siguiente.

Cassie intenta llamar a Eslay en el camino, incluso comunicarse con Chase, pero no hay respuesta por parte de ninguno. ¿Qué mierda es más importante que responder el teléfono cuando estoy en trabajo de parto?

—¡Mierda! No responde.

—Axe —le digo en un tono bajo, tratando de mantener mi respiración constante y relajada.

—¿Qué?

—¡Axe! —grito, sintiendo la siguiente contracción—. ¡Apúrate, apúrate!

—¡Hago lo mejor que puedo!

—¡Tú no, Yefrem! ¡Lo necesito fuera de mí!

Afortunadamente llegamos rápido a la clínica, y Cassie me ayuda a bajar mientras gimoteo y me niego a seguir caminando, no quiero ni siquiera moverme. ¿Dónde está mi epidural? ¡Joder, estas cosas son molestas! ¿Por qué no puedo tenerlo y ya, sin tanto dolor?

Acercan una silla de ruedas de inmediato, y no dudo en sentarme, sintiendo mi vientre endureciéndose una vez más, y ese es el aviso de la siguiente contracción. Aprieto mis manos contra los lados de la silla de rueda, mientras una enfermera me lleva hasta el elevador. Entonces, cuando ésta se calma, mi mente recuerda todo lo que olvidé por salir apresurada.

—El bolso —le pido a Cassie, quien está a mi altura con una mano en mi vientre y acompañándome con las respiraciones—. El bolso con las cosas del bebé. Llama a Axe, que lo traiga todo, por favor.

—Okay… Okay, okay. —Cassandra parece más en pánico que yo al momento de erguirse y tomar su celular nuevamente.

Llegamos al piso de maternidad, y la enfermera me lleva hasta una de las habitaciones, donde me ayuda a ponerme de pie y a desvestirme para ponerme la bata. Mientras la ata en la espalda, apoyo las palmas en la camilla, encontrando la posición más cómoda; Cassie ata mi pelo, porque ya estoy comenzando a sudar, y más líquido se escurre por mi pierna, ¿es eso normal? Por favor, que sea normal.

—Necesitamos medir el ritmo cardíaco del bebé —dice la enfermera, ayudándome, junto con Cassie, a subir a la camilla.

—John Schwerhost —le pido—. Lo necesito a él.

—El doctor Schwerhost no está de guar…

—¡Traigan al doctor Schwerhost, ahora! —grito con fuerzo, mirando a la enfermera con el ceño fruncido—. Y una epidural.

—Señora Crawford, es muy pronto para que le den la epidural —explica la enfermera con tranquilidad, no viéndose afectada por mis arrebatos de temperamento—. Nos comunicaremos con el doctor Schwerhost.

Se lo agradezco mientras sale, y en ese instante Cassie logra comunicarse con Chase, avisándole de la situación, y al colgar la llamada se pone junto a mí, viéndose más alterada que hace uno minutos atrás. La mujer tiene demasiado en la cabeza, una mórula en el útero, y a su mejor amiga pariendo, puedo entender su ansiedad y preocupación. Afortunadamente no pasa demasiado tiempo hasta que llega Eslay, con todos detrás de él; y cuando digo todos, me refiero a Chase, Matt, Troch, Axe y Jaron.

Quien carga el bolso del bebé es Axe, el único de todos los hombres que no parece alterado o fuera de sí, nervioso, pues él ya estuvo en una situación similar con su hermana.

De un Mafioso | Clan Crawford #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora