Capítulo 54

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Jaron no tardó en alcanzarme, y Matt no se tomó la molestia e intentar convencerme para que me quede, lo cual se lo agradezco. Él tiene que quedarse con Eslay, y así lo prefiero; aunque, para ser sincera, me hubiera gustado ser quien se quedara… En otras circunstancias. El camino al polígono de tiro es silencioso y rápido; el lugar se encuentra vacío y oscuro, más de lo normal. Todo esto es de Eslay, así que el guardia de seguridad, a pesar de conocernos muy bien, termina registrándonos y nos observa en todo momento.

Creo que está demás, puesto que si quisiéramos asesinarlo y hacer algo con el polígono, bien podríamos solo voltear y meter una bala en su cerebro o pecho. O puede que simplemente quiera asegurarse de que estoy bien, pues no voy a negar que entré al lugar con mala actitud y molesta. Jaron ya hace mucho que dejó de darme instrucciones, y simplemente me deja con el arma para que dispare al blanco a mi antojo.

Se siente bien.

Cada descarga del arma puedo sentirla en la palma de mi mano. Miro fijamente el blanco, el cual cambia de vez en cuando, y es como si toda la tensión, la molestia y cada emoción negativa desapareciera de mi cuerpo; jamás creí que disfrutaría tanto el gatillar un arma, y que eso me ayudaría a sentirme mejor. Estoy muy concentrada en lo mío, no tiendo la mejor de las punterías pero sí siendo bastante decente, y entonces termino gatillando un arma sin balas.

Suspiro, bajando el protector auditivo con una mano y volteando a ver a Jaron, quien está apoyado de brazos cruzados contra la pared, junto al guardia y con la vista atenta sobre mí.

—Más municiones —le ordeno, pero él niega con la cabeza mientras hace un sonido en negación—. Vamos, todavía puedo seguir un poco más.

—Ya es muy tarde, no has comido nada en lo absoluto, y necesitas descansar. Mañana te traeré de nuevo —promete, alejándose de la pared y acercándose a mí para retirar el arma de mi mano—. Vamos, compraremos algo de comida en el camino a la mansión.

—No, esta noche iremos al departamento de folladas —le aviso, cediendo a su petición mientras me quito las gafas protectoras y se las tiendo. Él levanta una ceja, divertido e intrigado, y es ahí cuando me doy cuenta el contexto de mis palabras—. ¡No es una invitación! Iré a dormir, dormir. ¿Qué hay abierto a esta hora?

—McDonald’s.

—Bien, una hamburguesa, papas y helado es todo lo que necesito antes de dormir. —Y no es sarcasmo. Con la imagen mental de una hamburguesa en mis manos, me despido del hombre de seguridad y camino junto a Jaron hacia la salida, de regreso al auto y en marcha hacia el McDonald’s más cercano.

Tomo mi celular del tablero del auto, y reviso que tengo unos cuantos mensajes, algunos de Cassie, otros de Chase, y otros de Matt. Decido primero ver los de mi mejor amiga, y pasar por alto hasta que sea de mañana los de mi hermano; le doy una rápida respuesta a su reporte respecto a Chase, el cual consta de un «Todo el orden», y paso directamente a los de Matt.

Matthew: Ya está más calmado, pero no menos borracho.

M: Pregunta por ti, ¿está bien decirte que estarás en el departamento? Se le nota arrepentido por haberte echado, pero su celular está roto.

M: Roto otra vez.

M: Sergey y Troch me ayudaron a bañarlo y se quedó dormido casi al instante. Veré que no muera con su propio vómito.

M: Descansa.

Todos los mensajes fueron enviados en diferentes horarios: el primero pasada la medianoche, y el último tres minutos antes de las dos de la mañana, lo cual fue hace diecisiete minutos. Ni siquiera me había dado cuenta que era tan tarde, lo cual no sé si es una cosa buena o mala.

De un Mafioso | Clan Crawford #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora