El brócoli podrido🥦

82 9 11
                                    

  La taberna “El caldero seco” estaba atestada a esa hora de la noche. Las manos de Roger, el tabernero, se movían como los ocho tentáculos de un pulpo para dar abasto al gentío que se aglomeraba en torno a la barra de madera.

  Era la víspera del cumpleaños de Nora. Y mi amiga, muy fiel a su personalidad, había extendido la invitación a todo el campamento con la promesa de bebidas gratis. Incluso fuera de la taberna había personas esperando para entrar.

  Puesto que coincidía con el inicio de la semana de las series, Nora había insistido en que nuestro grupo se ataviara con los inconfundibles monos rojos de su serie favorita, La casa de papel, que compramos en la tienda de cosplay con una parte de nuestras “arcas reales”.

  Otros invitados habían tenido la misma idea. Unos pasos más allá, estaban los chicos de Stranger Things debatiendo alrededor de una mesa sobre si era mejor Futurama o Los Simpson. En la barra, Rick y Morty se pelaban por una bebida. Los hermanos Winchester intercambiaban opiniones sobre la gente. Anne with an E se paseaba de aquí para allá con una sonrisa de oreja a oreja. La pantalla del televisor se había roto y habían escapado de ella todos nuestros amados personajes.

   Caterin y yo estábamos sentadas en un rústico sofá de estilo medieval. Ella intercambiaba desde su teléfono mensajes con alguien por la red interna del campamento. Mientras tanto, yo me limitaba a observar –mi actividad favorita en las fiestas– a las personas que hablaban y reían; sobre todo a una.

  En la esquina opuesta, Erik parecía estar "demasiado" a gusto con Carla. Después del incidente del bote, me hice la promesa de que mantendría las distancias entre nosotros; y al parecer él había captado el mensaje porque no se había acercado a mí ni un solo momento, e incluso había evadido mis miradas.

Debería estar aliviada, pero, a quién quería engañar, si eso no era lo que sentía.

Mojé mis labios con la amarga bebida de mi vaso.

—¡Ey, cuidado! —me advirtió Caterin—.  No querrás incumplir el juramento.

Me tomó unos segundos caer en cuenta de que se refería al juramento de “No beberás en exceso” que me había obligado a hacer.

—¡Oye! No soy una vil borrachina que va de fiesta en fiesta tomando cubetas de cerveza en lugar de vasos… y poniendo la boca debajo de las pipas.

Ella me miró sorprendida y luego soltó una carcajada:

—¡Ey! Eres muy cómica. Deberías ser así más seguido. Expresarte más. No necesitas ninguna bebida para hacerlo.

  El cumplido hizo que me avergonzara un poco. Me sentía cómoda hablando con Caterin. Mi problema era con los grupos grandes de personas, y por supuesto, con los desconocidos, pero ya había logrado tener un respetable grado de confianza con mis compañeras de habitación.

  Vanesa llegó con una bebida y se ubicó con su silla justo al lado del sofá.

—No bebas tanto, Claudia —me advirtió ella también.

—¡Que no soy una “borracha en potencia”! —me quejé.

Caterin se carcajeaba a mi lado mientras Vanesa lucía un poco confundida por mi reacción. A pesar de mis "berrinches", por dentro me sentía agradecida de que ellas se preocuparan tanto por mí.

  En ese momento, Nora arrastraba a Melisa hasta nuestro sofá, mientras esta última hacía un poco de resistencia.

—Ya tendrás a tu novio toda la vida, pero dedícame este día a mí —le decía mi amiga.

Melisa cedió y Caterin y yo nos movimos para dejar sitio a las dos nuevas ocupantes.

Sentadas así, solo nosotras cinco, conformábamos un bello cuadro que homenajeaba a Friends, The Big Bang Theory y a todas las grandes series de comedia que incluyeran un grupo de amigos y un sofá.

¿Fangirl? Siempre (#PGP2024)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora