—Holaaa, ¿cómo te fue en la cita?—¿Avanzaron mucho en la lectura?
—¿Te hizo alguna “propuesta indecente”?
—No, no, a lo importante: ¿Besa bien?
Fue el bombardeo de preguntas que recibí nada más llegar al gran comedor después de que se me quedaran pegadas las sábanas.
—Solo… leímos. —Les desbaraté los castillos en el aire.
—¿Y ya? —inquirió Nora elevando una ceja.
—Ey, Nora —Caterin se giró hacia ella—, estás desvalorizando el noble acto de la lectura.
—Caty tiene razón —aprobó Melisa dejando reposar su cara en la palma de la mano con un ligero desánimo—. Leer en pareja debe de ser una de las cosas más románticas que existen.
—¡Oye, par de aguafiestas, que yo lo único que quería era saber detalles jugosos sobre la cita, nada más! —Nora se cruzó de brazos.
Por suerte las preguntas indiscretas cesaron tras la llegada del chico rollizo y asustadizo de nuestro autobús, el cual supe por Nora que se llamaba Otto.
Hubiese pasado desapercibido de no ser por la enorme montaña de papeles que apenas lograba sostener con sus manos. Cuando llegó al centro del salón anunció con voz temblorosa:
—¡Re...reporte de media semana de Lady Whistledown!
La mitad de los comensales se puso en pie para tomar un ejemplar. Algunos solo se limitaron a esperar con paciencia para recibir el suyo. Nora pertenecía al primer grupo, de los que casi arrebató tres folletos de las manos de Otto.
—¡Qué raro! —notó Melisa—. Los artículos de Lady Whistledown siempre se publican a principios de semana, en El Taciturno.
—A lo mejor nos da una explicación en este —supuso Vanesa recibiendo uno de las manos de Nora.
En efecto, “la escritora” revelaba sus razones en esta nueva publicación.
—¡La generación encontrada! —exclamó Melisa sin despegar los ojos del papel—. Me gusta como suena.
—A ver, no me funen, ¿ok? —advirtió Caterin—. Pero yo sí creo que esta generación es “un poco bastante” sensible y que se molesta por la más mínima cosita.
—Es verdad, pero… también creo que somos más que eso —repuso Vanesa—. Y mucha gente solo quiere señalar nuestros defectos.
—Igual yo no estoy de acuerdo con que nos traten como si fuéramos una piña, o una masa compacta y uniforme, en la que todo el mundo piensa y actúa de la misma manera. —dijo Nora—. Yo creo que es a eso a lo que se refería la escritora con "generación encontrada". A que hemos aprendido a reconocer que todos somos diferentes y que no nos ajustamos a ningún molde... como el que nos quieren imponer esos podridos antifandoms, por ejemplo.
Mi comentario al respecto quedó en el aire porque alguien intentó llamar mi atención con unos toquecitos en mi hombro. Me giré para encontrarme con los ojos de cervatillo asustadizo de Otto.
—Disculpa, ¿eres tú Claudia... Ramírez?
Mi estómago se contrajo. Un déjà vu me hizo evocar el recuerdo de la visita de mis padres al campamento.
—Sssí —dije conteniendo la respiración.
—La directora quiere hablar contigo.
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¿Fangirl? Siempre (#PGP2024)
Roman pour Adolescents💜¿Hay una edad límite para ser fangirl? 🚫"Ya estás muy mayorcita para esas cosas", "Pon los pies en la tierra", "Baja de la nube", "El fanatismo no te va a llevar a ninguna parte" son las frases que estoy acostumbrada a escuchar, y puede que me l...