A la caza de horrocruxes🔎

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Al día siguiente se vivía un caos en el campamento.

  Los campistas se paseaban de un lado a otro debatiendo sobre el último artículo de Lady Whistledown y realizando en sus teléfonos el test de "¿A qué casa de Hogwarts perteneces?" que nos habían encomendado como "tarea".

  Llegada la hora del almuerzo, el gran comedor estaba teñido de rojo, azul, verde y amarillo. Las mesas eran un deleite visual. Grajeas de todos los sabores, ranas de chocolate, coloridos pasteles, olorosos panes, cervezas de mantequilla y jugos de calabaza se atropellaban sobre la superficie de madera. La bóveda semejaba un cielo nublado.

  Carla dispuso que nos ubicáramos en las mesas de acuerdo a nuestros resultados en el test. Nora se sentaba orgullosamente en la mesa de Gryffindor, la de aquellos que valoran la valentía por sobre todas la cosas; Vanesa examinaba tímidamente a sus compañeros con quienes compartía la casa más erudita: Ravenclaw; Caterin y Melisa se sentaban juntas en el sitio de los astutos Slytherin. Mientras yo, me encontraba sola en la mesa de Hufflepuff.

  Me sentía satisfecha con mi casa. Puede que los tejones no fuéramos los más sobresalientes, o que no tuviésemos el talento en nuestras venas, o que las otras casas no nos tomaran en serio; pero eso también hacía que valoráramos más el esfuerzo, la perseverancia y el sacrificio; unas habilidades que, en el mundo mágico -y en la vida real-, habían demostrado ser la auténtica esencia del poder.

   La única razón de mi incomodidad era el hecho de estar sentada en una mesa rodeada de extraños. Las únicas caras conocidas eran la de la muchacha de rasgos asiáticos y la del chico de cabello largo de la reunión en Gremiio, con quienes ni siquiera había intercambiado media palabra.

  Barrí con la vista el lugar. No había ni rastro de Erik, y para mi tranquilidad mental, tampoco del novio de Melisa.

  La directora del campamento recorrió la distancia que la separaba del centro de la tarima y se dirigió a la multitud. Aunque trataba de disimularlo con una sonrisa, su rostro estaba cruzado por una sombra.

—Saludos otra vez en esta nueva semana que trae, como es usual, nuevas sorpresas.

Su introducción fue seguida por aplausos.

—Esta vez será el turno de rendir homenaje a una de las mejores obras literarias de todos los tiempos y que asumo que, por la manera en la que están ubicados, no necesita presentación. Y qué mejor forma de honrar al "niño que vivió" que emprender una cacería de horrocruxes.

La multitud clamaba en respuesta.

—Pues bien —continuó—, en esta actividad deberán hacer uso de la suspicacia y el trabajo en equipo en cada una de las casas para rastrear en una carrera contra reloj los escurridizos horrocruxes ocultos por todo el campamento y por supuesto, la espada de Godric Gryffindor que usarán para destruirlos.

¿Trabajo en equipo de las casas? ¿Eso significaba que tendría que colaborar con personas con las que nunca había intercambiado siquiera una palabra?

—Por cada horrocrux encontrado serán 60 puntos; por hallar la muy bien escondida espada de los valientes serán otros 100 puntos y además, les informo que en varios sitios del campamento hay cromos de fandom que suman 2 puntos cada uno. Tendrán tres días desde hoy para acumular la mayor cantidad de puntos posible y en la ceremonia de esta semana se le hará entrega de la Copa de la Casa a aquella que demuestre los buenos resultados del trabajo en equipo.

<<Pero —añadió con aires de misterio— aconsejo que no se precipiten, la tarde es vieja y la noche es joven y como dijo un sabio mago: "la felicidad se puede encontrar, incluso en los tiempos más oscuros, solo si se recuerda encender la luz" —puntualizó con un guiño de ojo.>>

¿Fangirl? Siempre (#PGP2024)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora