Capítulo 10

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10.- Gracias por todo.


No estaba soñando.

El taco de la mano de Klaine era real. Las lágrimas que descendían por mi rostro, dos cataratas de tristeza, golpeando el suelo del ascensor, no eran imaginarias. Comencé a entender que mi mundo se desmoronaba. Estaba perdiendo todo lo que conocía, arriesgándome a acabar bajo tierra. Lo hacía todo por un futuro mejor, pero no podía evitar sufrir los cambios. Poco a poco fui comprendiendo que estaba luchando por mi y por Klaine. La tristeza no estaba admitida en aquella guerra. Con la mano que tenía libre sequé las lágrimas de mis mejillas. La tristeza había dado paso al odio. Un odio que, algún día, desembocará en venganza. Y sabrán que nunca debieron jugar conmigo.

Salimos del ascensor en silencio. Creo que estaba apretando la mano de Klaine con demasiada fuerza, pero él no se quejó. Abandonamos el Edificio Alfa.

Todo estaba demasiado tranquilo. Como si no hubiese pasado nada. El mundo no se había percatado de lo que había acontecido hacía escasos minutos. Y era mejor así. Eso quería decir que mi jugada había salido bien.

Caminamos por las calles de la Urbanización sin hacer el menor ruido. Estábamos, de una forma u otra, de luto. Aunque eso no duró por mucho tiempo.

- Era tu amigo, ¿verdad? – Preguntó, de repente, Klaine.

Yo guardé silencio. Lo miré por el rabillo del ojo. Su mirada, enrojecida. Entonces comprendí que le había metido en todo aquello sin consultarle. Yo sólo, absoluto, sin contar con nadie, me había montado mis planes y no había tenido en cuenta la opinión de Klaine.

- Sí, era una de las pocas personas que podía considerar mi amigo -titubeé.

Y entonces, al escuchar mi respuesta, una voz entrecortada que intentaba sonar fuerte, fue él quien enmudeció. Pero no por mucho tiempo. Supongo que decidió que ya era hora de hallar las respuestas a las preguntas que le iban rondando la cabeza. Se paró de golpe. Le miré a los ojos.

- ¿A dónde vamos, Blake? Llevo un buen rato preguntándome el por qué de todo esto. Yo creía que simplemente íbamos a pasar un rato juntos y luego me llevarías a casa. Has estado haciendo cosas muy raras todo este rato y... - Hizo una pausa. Respiró profundamente y continuó- y ese chico, Dylan... ¿Qué está pasando aquí, Blake?

Pude ver como la duda y el terror se encendían en su mirada. Era una reacción totalmente comprensible. Klaine era demasiado inocente. Él no sabía lo cruel que podía llegar a ser el mundo. Se hacía una idea, pero no podía llegar a comprender del todo el dolor que se puede llegar a sentir, estaba completamente seguro de ello.

Cavilé unos segundos. Luego, contesté.

- ¿Confías en mí?

- Claro que confío en ti. Si no, no estaría aquí.

- Tengo que pedirte perdón.

Pestañeó repetidas veces, adoptando una expresión dudosa. Sí, era muy difícil que yo pidiese perdón.

- Pensé... Yo pensé que podríamos escapar, vivir fuera de aquí, sin tener miedo a que nos maten por el mero hecho de querernos. Estoy harto de la tiranía del Gobierno. ¡No quiero que me sigan usando como una marioneta! Ya he matado bastante para ellos. Ahora quiero ser yo el que tome las riendas de mi vida. Aunque sea yo sólo, pelearé. Quizás podamos conseguir algo de los rebeldes, no sé, un poco de ayuda, lo que sea. Y, no sé por qué, pero di por hecho que tú pensarías lo mismo. Soy un maldito asesino, ¿vale? Maté a esos demonios, llevo años haciendo trabajos sucios para Aris. Lo conocí en una reunión hace años. Me tentó su negocio. Si él podía actuar al margen de las normas, ¿por qué yo no? Hace poco me dijo que, si quería seguir con vida, tendría que matarte. Por eso quiero irme, contigo. Soy egoísta, y pensé que dejarías atrás cualquier cosa si así podíamos salvarnos. Pero es lo único que he podido pensar. Quizás fui más imbécil de lo normal. ¿La he cagado, Klaine? -Pregunté, asfixiado por la duda.

El Ángel de Lucifer [Completada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora