Capítulo 28

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28.- Sylvia.


Podría contarte todas las vueltas que di, todos los errores que cometí y todas las mentiras que conté, pero no creo que eso sea algo demasiado importante. Lo que importa de verdad es saber que pasados cinco tortuosos años, sin tener un hogar y viviendo de sucios trabajos poco honorables, encontré mi sitio en el casco antiguo de una ciudad de la que no me molesté en aprender el nombre.

Era invierno, diciembre, creo recordar. El inmueble se alzaba tétrico y siniestro. Era una edificación antigua que apenas se mantenía en pie. Contaba con diez plantas y, en cada una de ellas, una única vivienda. En la misma calle que el edificio había una cafetería, una carnicería, una tienda de ultramarinos y una modesta sastrería. Todo lo demás eran edificios igual de maltratados. Aunque estaba en pleno centro de la ciudad, la vida era pobre y no muy luminosa. No supe acertar el por qué de aquella depresión. Realmente, me daba igual. Tenía una casa, un sitio que llamar mi hogar, y me había costado mucho esfuerzo conseguirla.

Las maletas estaban frente a la puerta del tercer piso. La llave entró con facilidad y, al girarla dos veces hacia la derecha, la puerta cedió. Un olor a cerrado y antiguo inundó mis fosas nasales y me hizo retroceder. No había tenido una vida muy cómoda, pero por lo menos aún tenía la costumbre de ser una persona limpia y ordenada. Aquella casa me iba a dar demasiado trabajo.

Metí las maletas y cerré la puerta con cuidado. Los vecinos en su mayoría eran ancianos, gente tranquila. Lo mejor sería no molestarlos y pasar desapercibido. Yo era uno de los pocos demonios que se atrevían a vivir entre humanos. Sabía el peligro que eso representaba, pero era un peligro que estaba dispuesto a correr.

La casa era grande y espaciosa, muy antigua. Un recibidor pequeño que desembocaba en un pasillo largo y repleto de puertas. Algunas a la izquierda y algunas a la derecha. Al final del pasillo había una pequeña galería. Salón grande y lleno de polvo. Tres habitaciones llenas de polvo. Dos cuartos de baño, también llenos de polvo. Había una pequeña salita, llena de polvo. A penas había muebles. Lo que significaba que iba a tener que invertir más dinero de lo que pesaba en aquel lugar.

Entré a la habitación más grande, la última puerta a la izquierda del pasillo. Una cama hecha con pulcritud que no había sido usada en años. Cerca de la ventana, a la derecha, había un armario grande y robusto. A la izquierda un tocador y una mesita de noche. Parecía haber sido la habitación de una mujer. No me importaba, era la más grande y la que tenía mejor iluminación.

Dejé las maletas al lado de la cama y salí a la galería. El toldo estaba recogido y fuera hacía un agradable día de invierno. No hacía mucho frío, se estaba bien. Dejé que el viento me acariciara y me apoyé sobre la barandilla que me separaba del vacío. Comencé a plantearme cómo sería mi vida nueva. Había encontrado algo que le daba sentido a mi vida después de pasar cinco años mendigando, robando y malviviendo; a un precio demasiado alto, aún así.

Durante esos cinco años dormía donde podía y a veces no podía comer, pero siempre fue malo. A veces conseguía suficiente dinero para hospedarme en algún hostal y para vivir medianamente bien. Pero no siempre ocurría. Tampoco sabía como le había ido a mi hermano. Pero, que yo sepa, no le fue mucho mejor.

Mi suerte, sin embargo, había sido pésima. Conocí a un par de demonios por pura casualidad. Verás, fue un encuentro un poco agitado, no fue muy bien, y acabó peor. Este es el segundo punto importante en mi vida. Presta atención.



Verte con veintitrés años tirado en medio de la cuneta de una carretera en desuso no es agradable. Imagino que no has estado en esa situación. Por desgracia, yo sí. Hacía un par de días que había agotado mi escaso capital y sólo me quedaba dentro de una pequeña mochila que llevaba colgando a mis espaldas un poco de agua, pan florecido, un par de cuchillos, por motivos evidentes, y una cuerda gruesa y resistente que había encontrado hacía unos días.

El Ángel de Lucifer [Completada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora