Capítulo 41

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41- Sois unos ingenuos.


Hedge apoyó una mano sobre la pared. Bajo su piel la pared comenzó a convertirse en una masa líquida; en realidad, se estaba derritiendo. Comenzó a gotear rápidamente sobre el suelo y, en cuestión de segundos, la masa líquida se lanzó hacia Benjamin y Sheryl. Antes de alcanzarlos se volvió sólida de nuevo y tomó forma de tres lanzas afiladas y gruesas.

Benjamin dio un paso adelante y un impresionante escudo apareció ante él. Tenía un aro dorado al rededor y la pantalla que recibió el golpe parecía estar hecha de mismísimo diamante; del aro dorado surgían dos majestuosas alas del mismo color. El golpear de las lanzas contra el escudo retumbó por todo el pasillo y me sacó de mi asombro.

- ¡Cuidado! -Grité-. Puede derretir y solidificar cualquier cosa que toque.

- ¿Nunca te enseñaron modales?

El hombre se aflojó el nudo de la corbata; con un gesto ágil y sutil se deshizo de la americana y se remangó la camisa blanca que llevaba puesta. Se había vestido para la ocasión, como su compañera. Thrill lucía un ajustado vestido de color rosa que dejaba poco a la imaginación, con unas exageradas hombreras que simulaban la forma redondeada de un corazón, cuyo punto y final era su estrecho escote en forma de pico. ¿Qué tipo de indumentaria era aquella?

- Es de mala educación interrumpir a dos hombres que están a punto de batirse en duelo -concluyó.

- ¿Duelo? ¡Vamos a destrozarlos! -Intervino la mujer soltando una escandalosa risotada.

Benjamin nos miró de reojo haciendo caso omiso a sus palabras.

- Con este habéis visto dos de mis escudos; intentaré pillarlos por sorpresa.

- ¡No hables como si estuvieras solo en esto! -Exclamó Sheryl.

- Claro, qué idiota soy -apoyó una mano sobre el hombro de ella, dedicándole una tierna sonrisa-. Quería decir que lo intentaremos.

- No perdáis el ritmo.

La voz de Hedge alertó de su ataque. Las lanzas se volvieron líquidas de nuevo y se esparcieron en pequeñas gotas para convertirse después en una lluvia de pequeños pero afilados guijarros que se cernieron sobre sus objetivos a gran velocidad.

Sheryl tomó la iniciativa. Apretó con fuerza los puños y clavó la mirada sobre los cuerpos de sus enemigos. Todos los guijarros que se acercaban a su cuerpo desaparecían sin dejar rastro hasta que aparecían sobre sus enemigos; la sorpresa se reflejaba en sus rostros. Pero Thrill reaccionó rápido. Empujó a su compañero hacia delante, dando ella cortos pero rápidos pasos hacia atrás. Desequilibrado, Hedge recibió los golpes de los guijarros, que laceraron su piel y se clavaron en su cuerpo. Cuando la lluvia cesó el hombre llegó a comprender la habilidad de Sheryl. Bajó los brazos, su única fuerte de protección, y miró a Thirll.

- ¿Qué crees que estás haciendo?

- ¿No es obvio? ¿Quién es la delicada flor y quién el saco de músculos? -Llevó el dorso de la mano a los labios dejando escapar una risilla juguetona-. Además...

- ¡Sheryl!

Benjamin trató de sostenerla pero ella se agarró directamente a su muñeca; lo agarró con tanta fuerza que llegó a hacerle daño. Temblorosa, pareció estar soportando un intenso dolor. En su mejilla había aparecido una marca con forma de corazón de un tono rosado. Brillaba. En la mejilla de Hedge se podía apreciar otra exactamente igual. El hombre se llevó la mano hasta la mejilla y acarició la marca.

- Deberías haberme avisado antes -replicó él.

- No hubiera funcionado tan bien.

Benjamin me observó, confuso. Respiré profundamente.

El Ángel de Lucifer [Completada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora