17.- Te dije que todo iba a salir bien.
Al otro lado de la ventana se veía el mismo paisaje, inamovible. Siempre el mismo. Las alargadas y estrechas siluetas negras, angulosas, parecían querer tocar el cielo. El mundo estaba lleno de ambiciones; cada cual tenía la suya. Menos los muertos. Los que no vivían no podían ansiar nada.
Las sábanas estaban recién cambiadas. Eran de felpa, muy suaves, sencillas. El colchón era cómodo. Ni en sueños habría podido tener yo una cama como aquella en mi antigua casa. Aunque, ¿aquel apartamento era mi nueva casa? No lo sabía. Hay quien dice que cualquier lugar en el que estés a gusto se puede llamar "casa" u "hogar". Pero, ¿estaba yo a gusto allí? Después de lo que pasó no sabía qué pensar. Por una parte aún estaba a salvo, bon Blake. Por otra parte, Jane estaba muerta. Y los muertos nunca vuelven. Ni duermen en cómodas camas acolchadas con sábanas de felpa.
Noté su mano posarse sobre la mía. Noté como se iba acercando a mí suavemente, como un depredador que se decide a abordar a su presa. Sus brazos pasan a abrazarme y ambos nos quedamos sentados en el borde de la cama, frente a la ventana.
- Buenos días -me dijo. Besó mi nuca.
Me estremecí. Quise sonreír, pero no me salió más que una mueca extraña.
- Buenos días -contesté.
Blake apoyó su cabeza en mi espalda. Aún tendría sueño. Gracias a la tecnología del Gobierno (valga la ironía), nos recuperamos asombrosamente rápido. Menos Sheryl. Ella seguía en observación. Blake me dijo que había sido muy valiente y que estaba orgulloso de mí. No por haber matado a alguien, sino por haber tenido el valor de defender a aquellos que me importan. Yo no terminaba de aprobar eso de ir matando a gente. Me sentía como un monstruo. Era algo con lo que tendría que aprender a vivir. Quizás hasta aprendiese a pelear decentemente. En aquel momento era todo demasiado relativo.
- ¿Vas a desayunar? -Me preguntó.
- No tengo hambre.
- Sapphire quiere vernos, ya lo sabes. Antes podríamos pasar a ver a Sheryl -continuó.
- Me parece bien.
Acaricié el dorso de sus manos. Sabía todo lo que se preocupaba por mí. Pero, por mucho que intentaba no pensar en nada, dejarme llevar y demostrar que era superior a todo aquello, me era imposible.
Deshizo el abrazo y se sentó a mi lado. Le miré. Me miró. Cogí una de sus manos y apoyé la cabeza en su hombro. Besó mi frente.
- Te dije que todo iba a salir bien, ¿vale?
- Jane está muerta -susurré-. Eso no está bien.
Guardamos silencio. No había llorado en aquellos dos días. No sé si eso era bueno o malo. Aún no sabíamos cómo había muerto. Sólo podíamos aventurar una hora inexacta. No quise pensar demasiado en ello. ¿Para qué, si hiciera lo que hiciera Jane no iba a volver?
Blake se puso en pie y yo lo imité. Le acompañé a la cocina. Él sí que quería desayunar. Se hizo una taza de café largo y muy cargado. La acompañó de un par de magdalenas que la verdad, no tenían muy buena pinta. Nos cambiamos de ropa y cerramos la puerta con llave.
El hombre de cabellos oscuros y traje blanco nos abrió la puerta. Nos pidió, ante todo, que no tocáramos nada y que guardásemos todo el silencio posible.
Sheryl reposaba tendida sobre la cama de su propio cuarto. Estaba claro que no la iban a hospitalizar. Era una rebelde, una fugitiva. Aún así, el equipo médico que la atendía tenía la misma calidad, o más, que el de un hospital. Todos teníamos la esperanza de que se recuperaría. A penas había pasado un poco más de tres semanas con ella y con Jane, pero ya estábamos bastante unidos. Me dije a mí mismo que tendría que superarlo. Me agarré con fuerza a la mano de Blake.
- ¿Podemos ir a hablar ya con Sapphire? -Pregunté.
Simplemente asintió. Abandonamos la estancia y nos despedimos del hombre de cabellos oscuros y bata blanca.
Dos golpes secos; la puerta se abrió lentamente. El rostro pálido y sin expresión de Sapphire nos dio la bienvenida. Aunque no dijo nada y volvió a sentarse tras su escritorio, sabíamos que había pasado algo. Nos sentamos frente a ella y esperamos a que dijera algo. Apartó el ordenador a penas unos centímetros y, recostándose en la silla, cruzó ambas manos sobre su abdomen.
- Ya sabemos todo lo que tenemos que saber sobre la muerte de Jane -dijo.
- ¿Para esto nos llamaste?
- En resumen, sí. Jane era amiga de todos nosotros. Yo, personalmente, la quería mucho. Fue mi compañera durante mucho tiempo. Creo que todos merecemos una explicación.
Y tenía razón. No le quería dar más vueltas al tema, pero, eso de recibir una explicación no terminaba de sonar mal. Aún así, me daba algo de miedo saber la verdad. Estaba nervioso. Los destrozos ocasionados en ambas plantas habían sido reparados, con la rapidez que esperaba. Pero había destrozos que nunca se podrían arreglar, por mucho tiempo que pasara. Decidí que no podíamos seguir evitando saber qué había pasado y por qué había pasado. Había llegado la hora de afrontarlo.
Sapphire nos mostró un pequeño chip.
- Aquí hay una reconstrucción clara y fiable de lo sucedido hace dos días. Es decir: podremos ver cómo y por qué murió Jane. Las cámaras grabaron lo sucedido.
Introdujo el pequeño chip en el lector del ordenador. Una pequeña base que cerró con una placa protectora hecha de plástico. Emitía una luz azulada. En pocos segundos una pantalla virtual se abrió frente a nosotros. El reproductor de vídeo estaba a punto; sólo faltaba ponerlo en marcha.
- ¿Estáis preparados? -Preguntó.
- La pregunta es si tú lo estás -se atrevió a contestar Blake.
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El Ángel de Lucifer [Completada]
AcciónTras una guerra que acabó con la mayor parte de los humanos, los seres que siempre se habían ocultado entre las sombras, aquellos siempre temidos, surgieron de la oscuridad y el mundo cambió para siempre; la historia del Ángel de Lucifer es la pieza...