Dirty Dance

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—¿Entonces este tururún se registra así?

—Muy bien, Aub Rozemyne. ¿Le gustaría escuchar como suena hasta aquí?

—Por favor, Rossina.

Su música particular se sentó gracilmente en el piano y comenzó a tocar las teclas con demasiada habilidad, leyendo la partitura al mismo tiempo.

"Es una lástima que no tenga idea de cómo crear un acordeón, recuerdo que el tango suena mejor en ese instrumento" se lamentó Rozemyne en silencio, admirada por el nivel de habilidad que la antigua sacerdotisa gris estaba mostrando ahora.

Cuando terminó de interpretar la pieza, Rozemyne volteó a ver al resto de sus músicos. Un plebeyo sostenía el contrabajo, había también un archinoble sosteniendo un harspiel, otro con una guitarra y un mednoble con un violín. Un juego de tambores con bombo y platillo que había estado diseñando durante su encierro descansaban a los pies de otro mednoble y un joven plebeyo se mantenía de pie, al lado de la batería con una caja a su lado. Claves, maracas, lo que recordaba que se llamaba güiro y un triángulo de metal descansaban dentro de la caja. No había visto la necesidad de hacer platillos móviles y en realidad, quería que los siguientes instrumentos nuevos fueran por completo japoneses.

—¿Creen que podrían crear un acompañamiento adecuado? —preguntó mirándolos a todos.

Uno a uno, sus músicos comenzaron a considerarlo en tanto ella se acercaba al bajista de su grupo.

—Sería bueno que, para esta canción, descartes el arco y hagas pulsaciones como si se tratara de una guitarra o un harspiel, me parece que el ritmo para las pulsasiones debería ser algo así como, turú tú tu. ¿De acuerdo?

—¡Si, Aub!... ¿puedo pedir que Lady Rosina toque una vez más?

Rozemyne asintió y la melodía comenzó a sonar de nuevo. Esta vez, la música del piano sonaba mucho más profunda a causa del bajo, con su voz grave en pulsasiones acompasadas, haciéndola dibujar una sonrisa.

El violín y la batería no tardaron en unirse en notas tentativas. Cuando la primera parte de "Por una cabeza" estuvo lista, Rozemyne pidió a Rossina que registraran las partes de cada uno de los instrumentos.

El sonido de la puerta al abrirse llamó la atención de todos. Ferdinand entró entonces llevando a su pequeña Aiko en brazos, seguido de cerca por Liesseleta con Bettina y Frederic, uno en cada brazo.

—¿Es tan tarde? —preguntó Rozemyne sorprendida, caminando hacia su marido y ayudándolo a que Aiko soltara el cabello azul que intentaba llevarse a la boca.

—Recuerdo haberle aconsejado no componer hoy si era posible, Aub Rozemyne —le reprochó Ferdinand con el rostro serio—, las candidatas a retenedoras de Aiko llegarán pronto y la pequeña no ha comido aún.

Rozemyne tomó a su hija en brazos, mirando a su alrededor. Grettia se acercó entonces, dispuesta a ayudarla con su hija, recibiendo a cambio una enorme sonrisa y una negativa.

—¿Y las candidatas han llegado ya?

—Llegaran en cuanto suene la cuarta campanada al ala de niños, milady —respondió Grettia, verificando en su díptico y revisando otro que tenía guardado detrás.

Rozemyne notó la insignia de la casa de Harmut y luego reconoció el díptico como el de Clarissa.

—¿Alguna notica de la dueña de ese díptico?

—No aún, milady —se disculpó su asistente.

La joven Aub Alexandria miró hacia sus músicos, sonriendo antes de llamar a Rosina, la cual no tardó mucho en acercarse.

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