Estragos literarios I

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–Comandante, está todo listo para partir a la Conferencia de Archiduques.

La mujer con los chongos gemelos y la impecable armadura asintió, caminando sin prisa hacia el círculo de transportación donde estaba desapareciendo el último cargamento con los objetos que su hermano mayor iba a necesitar.

–Gracias Lanzartak. ¿Algún reporte desde la Academia, Kentrips?

–Nada nuevo, comandante. La carga ha llegado a salvo en todas partes. Zent Eglantine afirma que todo está en orden y listo para recibir a los Ducados.

–Perfecto. Supervisen la transportación de asistentes y caballeros, entonces. Avisaré a Aub y al heredero de que todo está listo.

–¡Ja!

Hannelore asintió un poco y luego se retiró al despacho del Aub.

Su hermano Lestilaut y su padre se encontraban dentro discutiendo algunas cosas con su madre, todos resguardados por Heitzchite y Annemarie, la capitana de guardia de su madre.

Apenas ella entró los tres líderes voltearon a verla. Su hermano tenía las orejas rojas en contraste con sus padres, quienes sonreían divertidos y más juntos de lo usual.

–Comandante –habló su padre, el actual Aub Dunkelferger–, ¿cómo avanzan los preparativos para partir?

–Todo en orden, Aub. He dado indicaciones de comenzar a enviar asistentes y caballeros para terminar de preparar nuestra llegada.

–Muy bien. En ese caso, mi primera dama y yo nos quedaremos aquí a discutir algunos asuntos sobre Amazonia. Lestilaut, Comandante Hannelore, ambos pueden ir a prepararse para partir.

–¡Ja!

Un asistente abrió la puerta y ella salió primero, verificando el perímetro y esperando a su hermano para escoltarlo.

El recorrido fue tranquilo. Cuando los dos hermanos estuvieron en la Academia Real, siguieron caminando hasta el dormitorio de Dunkelferger.

Era un poco nostálgico, a decir verdad. Ella se había graduado apenas dos años atrás y estaba emocionada. Su mejor amiga, con la cual había mantenido comunicación por carta, estaría ahí pronto.

–Hermano, ¿puedo preguntar que te tenía tan perturbado en casa?

Las orejas de su hermano se colorearon de nuevo. Su cuñada observaba al peliblanco con tanta curiosidad como ella misma, entonces, luego de suspirar y ordenar a todos que pusieran una herramienta antiescucha, Lestilaut se dejó caer en el sillón de la sala de té del dormitorio donde se encontraban.

–Padre me estaba dando los informes sobre... la creación de Amazonia... no puedo creer cuan descarada es tu amiga, Hannelore.

La pelirosa movió la cabeza, más confundida ahora, mirando a Lady Einliebe, la mujer de su hermano, quien se veía igual de perdida.

–¿Sabes algo del... Buen Libro?

Los tres estaban sonrojados ahora. Hannelore estaba tentada a sacar el abanico de metal que colgaba de su cintura para esconder su sonrojo tal y como estaba haciendo su cuñada sin llegar a hacerlo en realidad.

–Madre me obsequió una copia la víspera de mí unión de las estrellas.

Su hermano las miró a ambas, cubriendo sus ojos de manera parcial en actitud preocupada.

–Al parecer, todo libro relacionado con esa... guía de Bremwärme y Beinsmachart se imprime y vende en los jardines de Besuchgweg... Amazonia es una complicada fachada para la diseminación del libro... madre y padre deseaban saber si deseo estar inmerso en dicho proyecto o permanecer al margen.

Los Dioses del AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora