♪ Adam ♪
Estaba en un sueño. Sentir sus dedos enredados en mi pelo, su boca bailando al son de la mía, su respiración agitada... Necesitaba más de ella. Más besos, más alegría, más recuerdos así.
¿Aquello era real? ¿De verdad estaba besando a Sky?
La saboreé como llevaba queriendo hacerlo desde que la había conocido dos años atrás. Me deleité con el suave tacto de su piel, sus dedos enroscados en mi pelo, los ruiditos tan monos que emitía desde lo más profundo de su garganta.
Había deseado tanto ese momento que no quería que se terminara. Exprimí al máximo ese beso robado del destino. No sé cómo terminé con ella sentada sobre mí a horcajadas, su pelo brillante haciéndome cosquillas. Solo sé que no quería detenerme, no quería volver al mundo real.
Antes de separarme del todo, le di un último beso en la punta de la nariz, extasiado. Aún no podía creer que Sky hubiese dado el primer paso y me hubiese besado justo después de haberle dicho que estaba loco por ella. Eso quería decir que también sentía cosas por mí, ¿verdad?
—Dios, no puedo creerlo. Yo... Quiero... —farfullé sin asimilar lo que había pasado entre nosotros. Me incliné para besarla se nuevo, pero ella se apartó y me temí lo peor. Me puse a balbucear como un tonto—. Yo... Siento si... Solo...
Sky me puso las manos en la nuca, sus ojos azules enviándome descargas eléctricas.
—Adam, tranquilo, todo está bien.
—¿M-m he... sobrepasado?
Jugueteó con un hilo suelto del vestido, cabizbaja. Me moría por saber qué estaba pensando. Vi cómo se encogía de hombros.
—No es eso. Me siento... abrumada. Son muchas emociones para un solo día. Que nos hayamos besado es... No soy capaz de describirlo. Me atraes, desde el primer día que te vi. Yo... no sabía cómo controlar todo lo que despertabas en mí y... bueno... como somos rivales y todo eso... no sé... pensaba que no querrías estar con alguien como yo.
Le tomé la barbilla entre los dedos. Necesitaba que lo que iba a decirle se le metiera bien dentro de la cabeza.
—Sky, siempre has sido tú. Cuando te conocí, cuando me abriste la puerta, me quedé embobado. Eras las chica más bonita que había visto en mi vida.
—¿Era? —me cortó enarcando una ceja.
Le pellizqué en la nariz, aún subida sobre mí.
—Ahora eres mucho más que eso. Había algo que me gritaba que no eras tan mala como nos mostrabas que eras. —Sonreí, triunfal—. Me alegra haber descubierto que mi teoría era cierta.
Me dio un manotazo.
—¿Por qué no te me acercaste entonces?
Enrosqué un mechón rubio entre los dedos.
—Quería ver si tú lo harías primero.
Suspiró.
—Ganaste.
—¿Uh? —La miré sin entender.
Me tomó el rostro entre las manos, los iris claros chisporroteaban, ardientes.
—¿No te acuerdas? Dijiste que yo caería antes que tú, y lo hice. No pude controlarme.
—¿Y si yo caí primero?
Curvó los labios en una gran sonrisa.
—Si nos preguntan, ambos caímos a la vez.
—Me gusta.
ESTÁS LEYENDO
Más de mil razones para odiarte (Más de mil razones I)
Teen Fiction¿Alguna vez te has preguntado por qué la antagonista de los libros es tan mala? Todo el mundo conoce a Sky. Rica, guapa y terriblemente malvada. Siempre consigue lo que quiere, cueste lo que cueste, aunque con ello lastime a otras personas. Adam es...