♪ Adam ♪
Las chicas malas siempre traen problemas y Sky era la reina de ellas.
Aún no me entraba en la cabeza cómo dos personas que vivían bajo el mismo techo podían llevarse tan mal. Parecía que Sky odiaba con todas sus fuerzas a Felicity y, por ello, le hacía la vida imposible. Eran como el agua y el aceite, como el día y la noche.
Pese a que Felicity fingía que no le afectaba la actitud de Sky, yo la conocía lo suficiente para saber que esa relación tan frívola la lastimaba. A ella le habría encantado haberse llevado bien con su hermanastra, porque era la clase de chica a la que le gustaba tener buen rollo con todo el mundo. Que esa rubita desquiciante la alejara de sí misma constantemente, que se comportara como si fuera la dueña de todo, nos frutaba a los demás.
Intenté no pensar en ello, no ahora que estaba en la fiesta de cumpleaños de mi mejor amiga. La vi deslumbrante en el centro de la pista de baile rodeada de sus amigos. Parecía no molestarla que Sky no estuviera allí, aunque yo la conocía lo suficiente como para saber que una parte de sí misma quería que Sky se llevara bien con todos, que estuviera con ella en su decimoctavo cumpleaños.
Quería ayudarla, pero no sabía cómo. Había algo dentro de mí que me decía que Sky no era mala, pero luego actuaba de esa manera tan cruel que me descolocaba. Como el año pasado, por ejemplo. Hacía un año, cuando Felicity cumplió diecisiete años, su hermanastra se presentó en la fiesta con esa amiga insoportable que tenía, ambas maquilladas hasta las cejas. Se pasaron todo el tiempo criticándola. Y esa no había sido la primera perrería que había hecho.
La primera vez que la vi, pensé que no había mujer más hermosa. Era el primer día de clase y, como éramos vecinos, había ido a buscar a mi mejor amiga. Lo que no esperaba era encontrarme a semejante diosa en la puerta. Porque Sky era una chica guapísima. Aún recuerdo lo nervioso que me puse cuando esos ojazos azul mar se me clavaron en lo más hondo del alma, cómo esa boquita de color cereza me volvió loco.
Pero todo se fue a la mierda en cuanto abrió los labios y se comportó como una puta borde.
No era ni de lejos de las más populares del instituto y apenas tenía amigos. Se apartaba de todo aquel que se interpusiera en su camino. Me sacaba tanto de quicio su comportamiento infantil. ¿Cuándo maduraría de una vez por todas?
Aaron, el novio de Felicity, me dio una pequeña palmadita en los hombros en cuanto se me unió, junto a la mesa de los aperitivos. Desde allí había podido observar a cada uno de los invitados, como a los señores Sephard, la madre y el padrastro de Felicity y al señor Rojas, su padre. Los tres estaban manteniendo una agradable charla mientras ojeaban de vez en cuando a la estrella de la fiesta.
—¿Se puede saber qué te pasa? —me preguntó al verme tan apartado—. Llevas un buen rato mirando las musarañas.
Me froté los hombros con las manos.
—No me pasa nada, tío. Solo necesitaba tomarme un refresco y picar algo.
—Si tú lo dices... —suspiró— En fin, Lizzie está deseando bailar contigo.
Sonreí. Puede que mi mejor amiga estuviera saliendo con uno de los chicos más populares de todo el instituto, pero no me había reemplazado. Y es que ambos nos conocíamos desde que éramos unos mocosos. Nuestras madres también habían sido amigas desde la infancia, así que tuvimos que amigarnos a la fuerza. Aunque no me quejaba; aquella morenita de ojos claros era mi debilidad y haría todo lo que fuera por verla tan radiante como lo estaba en la fiesta.
Choqué puños con él.
—Pues no la hagamos esperar.
Cuando llegué a su altura, bailaba con sus amigas, una carcajada en el aire. Estaba preciosa. Con un vestido de gala con acabado pomposo de un color rosa pastel, era la estrella más brillante de la fiesta. En cuanto sus ojos aguamarina hicieron contacto con los míos, una sonrisa deslumbrante se le dibujó en la boca. Le tendí la mano.
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Más de mil razones para odiarte (Más de mil razones I)
Novela Juvenil¿Alguna vez te has preguntado por qué la antagonista de los libros es tan mala? Todo el mundo conoce a Sky. Rica, guapa y terriblemente malvada. Siempre consigue lo que quiere, cueste lo que cueste, aunque con ello lastime a otras personas. Adam es...