9. Los traidores (M)

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En este capítulo hay dos muertes muy feas y la descripción muy sutil de un abuso sexual, están advertidos.

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Capítulo 9: Los traidores

"El valor que tienes dentro es más importante que lo de afuera".

Cómo entrenar a tu dragón. –Cressida Cowell

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-Estoy con ustedes, estoy contigo, amiga. Yo también soy la resistencia.

Astrid no le creyó ni media palabra. Era como si toda la vida que tenían de amistad se esfumara en un parpadeo. Quien ella creía que era Heather, ahora no parecía ni la sombra de esa estimada persona.
Cuando ingresaron a la resistencia juraron sobre sus espadas guardar el secreto.
Era una traición.

Giró su vista y trató de hallar coherencia en lo que decía y con lo que hacía. Heather la tomó de la mano y la guió para sentarse en el borde de la cama.

-Tenemos años con la resistencia y nunca se había sabido de nada, ni siquiera yo con mis padres hasta hace poco que pude entrar a la armada, ¿cómo se enteró? –susurró levemente, aun sin confiar de lleno en ella.

Heather endureció la mirada, recordando como se había dado cuenta.

-Fue Mildew. Iba a recoger mi hacha con Gobber cuando escuché que Dagur y él estaban hablando en una de las salas adyacentes a la armería, Mildew le había dicho todo a Drago. No tenía tiempo de avisarles que habíamos sido descubiertos. Mi primer instinto fue hacerles creer que estaba de su lado y que podía darles información. Tienes que creerme, alcancé a avisarle a tu padre y la mayoría de la resistencia logró salir. Pero no te enteraste porque cuando mandé el aviso y la señal tú estabas con Sotma, preparándote para venir.

Hofferson sintió que le había fallado a su gente.

-¿De quién más sospecha?

-Logré callar a Mildew, pero tú también eres sospechosa.

La rubia sintió un escalofrío terrible, sabía cuál era el precio por traición y la peor de las situaciones para alguien como ella. No lamentaría morir, pero sí que con su partida, no podría ayudar a los suyos.

Si Drago no la castigaba, cumpliría lo que había dicho anteriormente respecto a hacerla su amante, y eso era algo que no podía permitir. Su honor no se vería involucrado en en un enredo como tal. Vio la mirada sincera de la castaña. Habían sido amigas desde el día en que Heather llegó a Berk. La conocía, sabía que era muy diferente a comparación del desquiciado de su hermano.

-¿Por qué dijo que serás la reina? –preguntó Astrid, confusa.

Heather se sintió muy incómoda y asustada. –No lo sé. Supongo que...

La puerta se abrió de golpe, espantando a las muchachas por la violencia con la que el usurpador rey entraba.

-Que debo mantener en alto el nombre de mi futuro legado, por lo tanto requiero a una mujer que sea una reina hermosa que tenga a mi lado y que me dé hijos que serán mis herederos.

Las chicas se pusieron de pie y a regañadientes hicieron una reverencia.

-Descuiden, las estaré observando en estos días para poder tomar mi decisión. Una berserker o una burglar, dos islas desaparecidas que ahora pueden ser de mi poder no porque están desoladas, sino por un pacto de sangre.

La rubia tragó duro, ella creía que era más valiente, pero no era verdad, estaba comprobando que le daba miedo perder. Había visto las atrocidades que hacía y no quería pasar por lo mismo. Pero tenía una oportunidad. Quizá si se casaba con él podría matarlo.

El jefe vikingoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora