El jefe vikingo

28. El Fuerte

Capítulo 28: El Fuerte

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"Todos cometemos errores. Todos necesitamos segundas oportunidades, e incluso terceras, cuartas, quintas oportunidades".
Cómo entrenar a tu dragón -Cressida Cowell
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En la batalla que durante muchos años fue conocida como "La batalla berkiana" se tomaron muchas decisiones que cambiaron la historia del del archipiélago entero.

Duró más de un día, que finalizó al amanecer cuando el último barco enemigo fue hundido, permitiendo que unos cuantos lograrán escapar.

Hubo bajas de los hooligans y dragones que horas después de haber ganado rindieron homenaje digno para los caídos con un funeral vikingo en el que no es escatimó ningún costo. Los reyes en persona lo dirigieron y el pueblo se enorgulleció de ellos por la preocupación genuina mostrada.

También hubo daños, pero principalmente, hubo esperanza ante esa victoria.

Una esperanza que marcó el inicio de una época difícil por tanta guerra de territorios, una que el jefe de Berk supo tratar de la manera más pacífica posible, la cual dio comienzo un par de semanas después cuando el invierno iba avanzando.

-Nos iremos mañana. Debemos ser más rápidos que los enemigos.

Fue la orden del rey después de muchas juntas y planes trazados.

Esas noches a penas y había dormido al lado de su esposa, en especial porque pasaban veladas enteras trazando mapas, ideando estrategias y monitoreando las construcciones en La Orilla del Dragón. Hiccup tampoco insistió y le dio su espacio para que su enojo se le pasara; pero no logró disminuir el sentimiento de rechazo. Sólo le ayudó a empacar un par de cosas y éste le dio total libertad de hacer en Berk lo que más le pareciera, dejó claro que ella era la reina y que debían obedecer las decisiones por el bienestar en la isla, aspecto que Astrid agradeció.

Antes de irse Hiccup, hablaron de un tema bastante incómodo que pidió el consejo. Como no había herederos en Berk, el jefe debía dejar el legado establecido para que, en caso de fallecimiento de él, no hubiera una disputa por el trono. Como sucedió con la muerte del anterior rey.

Resoplaron con fuerza para calmarse ante imaginar ese panorama, en especial Astrid, ya que revivía esas emociones que sintió cuando creyeron que Hiccup había muerto. Sus corazones latieron fuerte mientras hablaban de esto, sin embargo, y sin sorprender a muchos, obviamente el rey dejó claro que la reina sería Astrid, ya que a pesar de ser consorte, el día de su matrimonio, dejó estipulado que no sólo sería una corona compartida, sino que sería reina con todas las letras de la palabra, así que ella sería libre de casarse nuevamente y que sus hijos heredarán el trono. Esto si la reina lo deseaba, de lo contrario, pasaría al siguiente en la línea sucesora que era la línea del Clan Jorgenson.

También hablaron mucho sobre el tiempo que estuvieron lejos uno del otro. El cómo fue su vida y en especial los sueños que aún tenían como viajar y seguir ayudando al archipiélago. Astrid prometió cuidar Berk e iniciar con los planes de expedición para restaurar Bog Burglar, decisión que Hiccup apoyó, después de todo, él era el rey consorte también de esa isla extinguida.

La última noche no durmieron. En especial porque pasaron la velada entera abrazados, sin decir nada. Solo la compañía del otro era más que suficiente, en especial porque solo sus dioses sabían cuándo volverían a verse.

-Sigo enojada contigo. -musito Astrid sobre su pecho mientras luchaba contra el sueño.

-Lo sé. Lamento esto. Créeme que no era mi intención crearnos un disgusto ni alejarme de ti. Eres lo que más me importa en el mundo.