18. El Mayordomo

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Capítulo 18: El Mayordomo

"Ese de allí es Gobber, me enseñó todo lo que sé".
Cómo entrenar a tu dragón

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Varios años atrás, cuando Hiccup era un príncipe, su padre lo regañó por no llegar a una junta del Consejo de Berk. Era una reunión importante que le iba a servir en su preparación, y aprendizaje como futuro rey.

Así que Gobber estuvo encargado de vigilarlo para las próximas reuniones que iba a haber, para que no se escabullera por algún lado.

Claro que aprovecharon el tiempo, Gobber le enseñó a blandir espadas, a fabricarlas, e incluso vigilaba que leyera los libros del acervo de Berk para que conociera la historia, técnicas de batalla y sobretodo pudiera mejorar en su juicio.
Sí, era muy pequeño aun con sólo 7 años, pero se nutriría de toda la preparación necesaria para ser un gran líder.

-Es aburrido.
-¿No te gusta leer? ¿Es en serio? Te he visto hacer miles de dibujos y anotar todo...
El niño resopló. -Sí me gusta, pero no todo el tiempo. Acabo de conocer a Toothless y quiero saber más de él.

-Pescadito, eres un príncipe. Es tu destino prepararte.

-Pero yo no decidí ese destino para mí, Gobber. –se quejó cruzándose de brazos mientras leía un libro de historia berkiana.

-No, pero recuerda, Hiccup. Eres el responsable del futuro de Berk, es tu destino y nunca olvides que el destino es un obsequio. -comentó con orgullo, acercándose a hojear el libro con él, mostrándole todos los desafíos y hazañas que sus antepasados legaron. -Hay quienes pasamos toda la vida llevando existencia de desesperación silenciosa tratando de encontrar nuestro camino, cuando en realidad esa misma carga sobre nuestros hombros es en realidad el verdadero sentido de propósito que nos eleva a mayores retos y alturas.
El pequeño quedó asombrado e inspirado con sus palabras, lástima que en un par de años quedaron en el olvido, en especial con la filosofía de Ikket Forvit a la que le tomó aprecio, claro, hasta que apareció Astrid, quien le recordó que la responsabilidad es parte de la vida.

De regreso en Berk, Hiccup recordó esas palabras. Era hora.

-Vamos amigo, hay un asesino que debo enjuiciar.

El Furia Nocturna le obedeció y emprendió vuelo nuevamente al lugar donde estaba el tío del muchacho.

El cazador había hecho más de lo que creyó, estar detrás del momento en el que un rey toma una decisión no es nada simple ni sencillo, sus acciones habían sido trascendentales y habían tenido un alcance que nunca lo iba a ver, pero que habrían marcado la historia.

Inmediatamente se dirigió a tomar su respectivo lugar en el cielo nocturno.

Visualizó por todo el derredor.

Cazadores contra hooligans.

Holigans peleando como sólo lo escuchó en las historias de fogata en su más remota niñez.

Fuego por todas partes.

Catapultas en función.

Dragones volando.

Todo era una verdadera batalla.

Había más gente confundida, pero que en cuanto veían a Toothless sus miradas cambiaban a unas de verdadera esperanza.

-Es increíble... -musitó asombrado al ver en carne propia todas las acciones que su pueblo tenía después de tanta represión.

Los dragones eran los más confundidos, por más que intentaban alejarse de la batalla terminaban yendo de nuevo a favor del Alfa no podían negar los instintos.

El jefe vikingoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora