21. La pareja real

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Capítulo 21: La pareja real
"Gobiernen Berk como una pareja real en forma"
Gobber, Cómo entrenar a tu dragón, El mundo oculto

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Las mujeres se reservaron la oportunidad de hablar con el rey, pues desconocían cómo iba a reaccionar él y la muchacha, pero no se aguantaron las ganas de contarle a alguien más así que fueron con el buen y confiable mayordomo Gobber, quien examinó los documentos y concordó que eran fidedignos.
Fue llamado al archivo histórico y en las mesas de examinación palpó el pergamino y con un vidrio aumentador analizó cada parte del tratado hasta dar un veredicto.

-Recuerdo este papeleo como si lo hubiera firmado ayer. Stoick arregló esto antes de morir, sólo falta el sello del consejo, pero tenía la rúbrica del antiguo rey, así que es completamente válido. Esos muchachos están comprometidos. -informó con una sonrisa.

-¿Y qué es lo que diremos? –preguntó Gylda, sin saber cómo ocultar su emoción. -¡Habrá una boda real!

Valka se recargó contra la pared. –No podemos garantizarlo, pues eso depende si ellos quieren...

-Por favor, son tan obvios. Ellos claro que se quieren, que se aman y que tendrán hermosos hijos príncipes y princesas de Berk. –exasperó Gylda, deseando planear la boda, alzando las manos. -Soy equipo Hiccstrid.

-Cómo eres. –se quejó la reina madre, burlándose de la efusividad de su amiga.

-Creo que Valka tiene razón, hay que hablarlo con los chicos. Si ellos deciden mantener en pie el tratado Berk-Burglar será su decisión, no olvidemos que ahora ellos son los reyes de las respectivas islas y pueden tomar decisiones sobre ella. –mencionó el de una mano. -Eso incluye cambiar acuerdos previos.

La castaña resopló, Gobber asintió y Gylda se quejó por la emoción truncada de una boda real y sus futuros sobrinos a quienes ya empezaba a imaginarlos.
Así que acordaron que en la siguiente oportunidad les dirían el nuevo descubrimiento a los muchachos.

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Tras la coronación todo había tenido otro enfoque en la isla. La tranquilidad abundaba para cada miembro o invitado de la isla.

Hiccup y Astrid pasaban menos tiempo juntos, el primero debido a todos los deberes que conlleva la corona y la segunda, por sus propios intereses con Bog Burglar, pero eso no evitaba que los tiempos de las cenas o las preguntas que surgían con base a la ayuda en Berk los dedicaran para hablar y pasar un tiempo juntos, aunque fuera escaso.

Por otro lado, el rey sentía un vacío creciente dentro de sí mismo debido a la próxima partida de de la chica de Berk. Aunque Astrid no se quedaba fuera, pues también le costaba la idea de dejar su hogar.

-¿Y cómo va el financiamiento para reconstruir Bog Burglar? –se aventuró Heather mientras afilaban las hachas con las que entrenaron minutos atrás en la arena.

La rubia resopló frustrada, girando los ojos. Se acomodó el flequillo y terminó por sentarse.

-Hablé con mi tío Finn y con el concejo que queda de Burglar, me dicen que la opción más viable es buscar una alianza con una isla. -confesó incómoda.

-¿Qué hay de Berk? –preguntó curiosa. -Es una alianza, te ofrecería Berserk, pero creo que estamos peor que Bog Burglar.

-No puedo pedir algo así a la isla. –comentó ruborizada.

-¿Por qué no? Gracias a ti es que Hiccup regresó. Estoy segura que él querrá ayudarte. –mencionó con obviedad, alejándose de la rueda de afilación.

Astrid miró el cielo a través de la abertura de la herrería, en busca de respuestas. –Me temo que esto es pedir demasiado. Mi deber es ser más objetiva.

-¿Pues cuánto es el monto estimado? –preguntó sin entender bien, no es que pensara que fuera barato, pero tampoco veía caso a apresurar la reparación.

Hofferson se puso de pie, recogió sus cosas y se dispuso a marcharse. –El concejo dice que debo casarme con un jarl, jefe o rey que pueda compartir la corona matrimonial para que así recontruya la isla. Si le pido esto a Berk, Hiccup tendría que casarse conmigo... si lo hace perdería la posibilidad de encontrar otra alianza que fuera benéfica para su isla. Bog Burglar no puede ser un ancla que cuelgue del cuello de Berk. Él también tiene que buscar el crecimiento de tu isla.

Heather quedó atónica por lo que escuchó, ni tiempo le dio de procesar.

-¿Has considerado algunas propuestas?

La hija de Bertha asintió, no muy convencida. –La isla de los Magmalos está interesada.

-¡NO! ¡Ellos eran aliados de Drago! –recordó que ellos invadieron Berserk con ayuda del tío de Hiccup, cosa que descubrieron después de la muerte de Drago.

-¡Es la opción más viable! Además su hijo ya me había propuesto una alianza desde hace años, antes de venir a Berk.

-Amiga, piénsalo bien, no puedes tomar una decisión así tan a la ligera.

-Yo haré lo que considere conveniente para mi isla; yo soy la única opción.

Molesta, Astrid se marchó de nuevo a la fortaleza en compañía de su fiel Nadder quien la esperaba afuera.

Por su parte, Heather no se quedó conforme. –Debo decirle a Hiccup, Astrid cometerá un gran error.
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El rey de Berk se enteró de la situación de Bog Burglar, no por Heather, sino por sus propios sentidos. Él escuchó la plática de las muchachas detrás de unos arbustos cuando fue a buscar a Gobber a la herrería.

No permitiría que Astrid cometiera un error tan grande como el de casarse con alguien tan malo como los magmalos.

No, jamás.

Su lady ocupaba solvencia económica para reabrir las minas de oro y reconstruir su isla, y él la ayudaría.

-Le daré la ayuda que quiere, amigo. –le dijo a su dragón. –Ella no puede perder la herencia de la isla, pero tampoco puede incrementarla sin casarse.

Así que en su mente apareció la solución perfecta: le propondría matrimonio, y la dote que le daría a ella según las costumbres de Bog Burglar sería la ayuda para reconstruir la isla, después de que se hubiera hecho todo lo necesario, le daría la libertad a Astrid de deshacer el compromiso si ella así lo decidía, sin embargo, ninguno de los dos sabía que ellos estaban que que prometidos a ser la pareja real.

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El jefe vikingoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora