20. El tratado

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Capítulo 20: El tratado
"¿Porqué tiene su firma allí?"
-Dragones Carrera al Borde

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-Hiccup, cuando Berk se estabilice, cumpliré mi destino, yo... volveré a Bog Burglar.

Un silencio incómodo se aferró a ellos. El jefe abrió su mirada, incluso Toothless dejó de jugar un poco para ver la reacción de su compañero, no sería fácil.
Intentaba refutar su decisión.

-Desde hace años vives en Berk; no será justo que te retires cuando más te necesita la isla, cuando más... te necesito yo. –confesó adolorido, retomando su mirada hacia el horizonte.

-No quiero abandonarlos, por el contrario. Ahora más que nunca Berk necesita de aliados, sabes que Bog Burglar sería un aliado importante en la isla, bueno, cuando retomemos la grandeza que le caracterizó.

-Disculpame por lo que diré, pero ya no existe esa isla que deseas proteger. –Hiccup se aventuró a decir.

-Aún hay burglars que dependen de mí. –estableció Astrid. -No es un cambio inmediato, será con el paso del tiempo, después de que pase el invierno y en Berk todo esté en orden. Es algo que tengo que hacer, se lo debo a mi madre. Soy una burglar también, Hiccup.

-Tu padre era un hooligan, por sangre igualmente eres de aquí.

La rubia no quería discutir, pero era necesario debido a la terquedad de ambas partes.

-Es mi deber, Hiccup. Esté aquí, o en medio del cielo, mi legado es la isla. –se encogió de hombros, sintiéndose desolada.

-Tu hogar es Berk, no te faltará nada. Además, ¿recuerdas lo que sucedió? Un volcán explotó, mató la naturaleza, derribó toda la aldea justo cuando fue atacada. Ahora sabemos que fue Drago...

-Hiccup, entiende por favor, no está a discusión. Eres mi mejor amigo. –lo miró fijamente. –Pero aunque duela, los amigos a veces crecen lejos uno del otro. Estos años me quedé en Berk porque mi gente me necesitaba aquí también, tu madre estaba deshecha sin ti ni Stoick, y la isla... la isla necesitaba protección, personas leales a los aldeanos, no sólo a la corona. Ya serví al reino que me dio asilo, pero así como la reconstrucción se dará en Berk, debe darse en toda la isla y en el archipiélago. Un buen jefe hace lo que tú, defiende su isla, y yo soy la reina de Bog Burglar, defenderé mi herencia aunque mi corazón me pida que me quede. –sinceró por fin, suspirando y dando palmaditas en la espalda. –Somos reyes, nuestros sentimientos siempre estarán en disputa con nuestro deber y nuestro máximo deber es gobernar primero a nuestros corazones para poder gobernar nuestro pueblo.

Hiccup respiró profundo, entendía a Astrid, pero él también deseaba ser comprendido. Él no era tan fuerte como ella, ni tenía ese coraje de enfrentar los problemas y resolverlos a como diera lugar, pero él también notó el nivel de compromiso que ella profesaba a su isla, su hogar... un hogar del que ella salió cuando era una niña, perdiéndolo todo, si la situación fuera al revés, querría que ella lo apoyara, justo como ya lo estaba haciendo ella con él.

El castaño entendió. Ella tenía razón.

-Ya pensé bien, no sería un error. –se defendió ante el silencio de su jefe.

-Lo sé, no sería un error, sería tu destino. Te entiendo, Astrid. Cuenta con el apoyo de Berk. –logró decir.

La rubia lo abrazó con fuerza, agradecida. Quizá era uno de los pocos momentos que podría disfrutar con él, pues ya no era sólo su amigo de aventuras de la niñez y adolescencia, ahora era un rey, un aliado en potencia futura de su Bog Burglar. –Gracias, chico dragón.

El jefe vikingoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora