capítulo final.

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Sung Hanbin.

La noche llegó y aún seguimos en aquella playa, solamente que Eunchae ya se había marchado, dejándonos a los tres solos. Zhanghao había estado jugando con Hye a hacer castillos de arena, mientras yo los miraba con una sonrisa. Me costaba creer que en realidad íbamos a volver a intentarlo, parecía un sueño, pero afortunadamente no estaba durmiendo y lo sé, porque incluso me pellizqué discretamente, dolió, pero supe que realmente estaba pasando.

Me levanté para acercarme a ellos y tomar a mi pequeña de la mano —Es hora de ir a casa, amor.

— ¿Tan temprano? —hizo un puchero.

—Llevamos toda la tarde aquí, mira, la luna ya se puso — apunté el cielo —Vamos, tienes que descansar.

— ¿Y Zhanghao puede venir con nosotros?

— Solo si él quiere— lo miré y aquel asintió con un poco de timidez.

Tiempo más tarde, nos encontrábamos en la habitación de Hye, ella estaba bajo sus sábanas a punto de dormir.

—Descansa, mi pequeña— besé su frente.

— Papi, puedes decirle a Hao que no se vaya— le pidió como si él no estuviese ahí.

Zhanghao sonrió y acarició su cabello —Aquí me quedare, lo prometo.

Apagué las luces, salimos de la habitación y nos quedamos en la sala, enseguida el silencio gobernó, supongo que ninguno sabía que decir. Aunque en realidad moría por decirle cuánto deseaba estar a su lado, que estaba muy ilusionado de saber que aún me quería, como yo a él.

— ¿Y ahora? — pregunté para romper el silencio.

— No lo sé, es un poco extraño, ¿no?

Le abracé por la cintura y él recostó su rostro en mi pecho — ¿A partir de hoy haremos las cosas bien?

—Nada de venganzas, lo prometo— aseguró.

Mi corazón latía con rapidez, delatando lo muy emocionado de que estaba por tenerlo en mi brazos de nuevo. Sin duda ese chico me tenía enamorado, los recuerdos de nuestra adolescencia me hacían quererlo con tanta intensidad, porque me hacían saber que él siempre me amo, que siempre entrego lo mejor de si para mi y ahora tocaba que yo hiciese lo mismo para él. Le demostraría realmente lo que era el amor, sin golpes, sin celos y sin traiciones, sólo un amor puro e incondicional.

— ¿Quieres dormir conmigo? — él asintió y lo lleve de la mano hasta mi habitación, cerré la puerta con seguro y seguidamente le recosté sobre el colchón para comenzar a besar sus suaves y dulces labios. Nos detuvimos por unos segundos para mirarnos, en nuestra mirada se podía reflejar todo lo que nuestra boca no podía decir: que nos habíamos extrañado tanto y que moríamos por amarnos sin miedos y limites.

— Nunca dejé de amarte— me atreví a decirle, porque si, así era, yo lo amaba como un loco— Nadie logró llenar el vacío que me dejaste al irte.

— No he logrado amar a otra persona que no seas tú — respondió casi en un susurro— Tus besos siguen tatuados en mi piel, siempre he sido sólo tuyo.

Una lágrima cayó por su mejilla y la borré al instante, aquella noche reemplazaría todo tipo de tristeza por amor, le amaría hasta dejárselo claro.

Deslicé su camisa por sus brazos hasta quitársela, desabotoné su pantalón y me deshice de ellos tirándolos por alguna parte de la habitación, para después comenzar a besarle delicadamente el cuello, dejándole pequeñas mordidas.

— Hanbin... ella está a lado — murmuró, pero sus manos bajaron para quitarme mi playera y después desabrochó mi short, yo me separé para ayudarle a quitármelo por completo.

novio tóxico ✧ haobinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora