capítulo 1O.

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Durante toda la semana Hanbin no me había respondido los mensajes y parecía estarme evitando en la universidad, porque por más que trate de buscarlo, nunca lo encontré. Aquello me ponía muy triste, porque sabía que estaba enojado por mi culpa.

Siempre hacía eso, cada vez que se enojaba dejaba de hablarme por varios días y yo siempre me desesperaba porque sentía que podía perderlo.

—Necesito verlo, Matthew—dije con tristeza—Lo extraño mucho, necesito que me perdone.

—Tú no hiciste nada malo, Hao—me miró seriamente—Él debería pedirte perdón a ti, no tú a él.

—Pero yo fui quien le hizo enojar.

—Ojalá algún día te des cuenta de que vales mucho para él. Eres increíble y se que lo amas mucho, pero estás perdiéndote a ti mismo para no perderlo a él.

Yo asentí sin decir nada. Tal vez tenía razón, pero yo no quería darme cuenta...

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Era mi hora de trabajo, pero yo no lograba concentrarme. Cada que podía revisaba mi teléfono para ver si Hanbin no me había contestado, pero no, no lo hacía y eso me hacía sentir mucho peor. No lograba hacer las cosas bien, preparaba mal los cafés, me equivocaba con los pedidos y el cambio, era todo un desastre.

—¿Qué te pasa hoy, eh?—me preguntó mi amigo y jefe Gyuvin—Estás muy distraído.

—Lo siento, Gyu.

—¿A caso estás enfermo?—colocó su mano sobre mi frente—¿Te duele algo?

—Mi corazón—hice un puchero.

—Mmm, ¿ahora que te hizo Hanbin?

—No me ha hablado en toda la semana, está muy enojado conmigo—escondí mi rostro entre mis brazos—Me siento fatal, sé que no debo mezclar mis problemas con mi desempeño laboral, pero es que en verdad no puedo dejar de pensar en él.

Gyuvin me acarició la espalda para reconfortarme—Siento mucho que otra vez estés así. Sinceramente ya no sé que decirte.

—No te preocupes—alcé mi rostro—Prometo concentrarme.

Las horas pasaron y juro que yo di todo mi esfuerzo para hacer mi trabajo bien. Gyu era mi amigo y todo, pero no por eso debía aprovecharme, él necesitaba un empleado activo y con ganas de trabajar.

—¿Necesitas que te lleve a casa?—se ofreció con amabilidad.

—Gracias pero voy a caminar, necesito despejar mi mente—contesté y él asintió.

—¡Ok, nos vemos luego!

—Adiós—le sonreí mientras me despedía con la mano. Él subió a su auto y se marchó.

Necesitaba caminar para despejar mi mente y sentirme tranquilo. Pensar tanto en Hanbin me estaba haciendo mal, incluso me estaba doliendo la cabeza. Comencé a caminar con miles de pensamientos en ella... ¿Hanbin me terminaría? ¿qué estaría haciendo en estos momentos? ¿estaría con alguien más?

Tantas preguntas y ninguna tenía respuesta...

Escuche el motor de un auto y mi corazón se aceleró. Conocía ese sonido como la palma de mi mano, unas luces se encendieron iluminado mi camino y entonces volteé.

Era mi precioso novio.

Él bajó el cristal y se asomó por la ventana—¿Vas a subir o qué?

Corrí hasta el auto y subí sin dudar en el asiento del copiloto. Hanbin arrancó y se estacionó más adelante.

—¿Por qué no has contestado mis mensajes?—fue lo primero que contesté.

—No lo sé, necesitaba tiempo.

—¿Sigues molesto conmigo?—pregunté con desánimo.

—Un poco—sacó un cigarro para después encerarlo—Ya no tanto.

—Discúlpame, Hanbinie—contesté con la cabeza gacha—Por favor, perdóname. Te extraño mucho, ya no sigas enojado conmigo.. ¿si?

Él exhaló el humo del cigarro y se quedó callado por unos segundos. —Tienes qué hacer algo por mi.

—Lo que sea, amor.

—Arrodíllate aquí—apuntó a sus pies—Y ya sabes el resto.

Oh... él quería que le hiciera sexo oral.

—¿Aquí?

—Si, aquí—contestó fríamente—¿Puedes o no?

—Si, si puedo—asentí varias veces y lo hice. Me arrodillé frente a él, Hanbin apagó el cigarro y lo tiro por la ventana para después cerrarla.

Desabroché su cinturón y el botón de su pantalón. Saqué su miembro erecto y lo tomé entre mis manos para comenzar a hacer lo que me pidió. Lo metí a mi boca para comenzar con movimientos lentos de arriba hacía abajo mientras él me tomaba del cabello.

No podía evitar sentirme usado. Pero no importaba, solo quería que mi novio dejase de estar enojado conmigo.

Lo hice gemir y correrse en mi boca, él se veía feliz y entonces yo también lo estuve.

—Lo hiciste bien, bebé—besó mis labios—Siempre lo haces increíble.

—¿Ahora sí me perdonas?

—Claro—acarició su mejilla suavemente—¿Quieres ir por un helado?

—Si quiero—sonreí de oreja a oreja.

Ya no estaba enojado conmigo y eso era todo lo que quería. No importaba si me sentía usado, porque en el fondo sabía que jamás se atrevería a usarme para mal.

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¡gracias por leer! 

novio tóxico ✧ haobinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora