capítulo 44.

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—Oh, Zhanghao... joder, te mueves tan bien—me halagó y yo sonreí sin dejar de moverme encima suyo.

—¿Te gusta?— pregunté descaradamente y él asintió mientras se mordía los labios.

Aquello me hacía sentir bien, ver el placer que causaba en él, darme cuenta de lo mucho que le gustaba y me deseaba.

—Me voy... agh, me voy a venir— me aviso y yo sólo aceleré mis movimientos al mismo tiempo que los de él y finalmente, entre gemidos nos corrimos.

Cansado, sudado y jadeando, me acosté a su lado, mi pecho subía y bajaba debido a que respiraba con dificultad.

—Eres increíble— intentó abrazarme, pero no lo deje.

—Ya lo sé.

—¿Cuando dejarás de ser tan frío?— se quejó— Nunca dejas que te haga ningún tipo de cariño después de tener sexo.

—Kuanji, tú y yo no somos novios— me senté para buscar mi ropa— Ya lo sabes.

—Lo sé, pero...

—Pero nada, no arruines esto— me coloqué mis pantalones—¿Bien?

—Ok— contestó mientras me miraba.

Ya se, sé que han de estar sorprendidos de que haya estado teniendo sexo casual con Kuanji, pero es que él continuó buscándome después de aquella noche en la fiesta, obviamente que yo no le hice caso, pero por azares del destino volvimos a encontrarnos aquí, en China.

Y yo no voy a negar a un buen polvo con Kuanji.

—Te veo... después — sonreí apenas y sin más, salí de su habitación. Tomé mis cosas y salí del edificio donde se encontraba su departamento.

Déjenme ponerles al tanto de todo, ¿bien?

Lo conseguí, después de cuatro años y tanto esfuerzo, pude graduarme en la carrera de psicología, hace dos años que comencé a trabajar en un consultorio de Fujian, la verdad me va bastante bien económicamente, muchas personas recurren a mi, pues les gusta como les atiendo.

Fue triste dejar a mi madre en Seul al venir a trabajar aquí, pero supongo que es parte de la vida. Hablamos diario e incluso a veces voy a visitarla, ella tiene una nueva pareja, se llama James y es estadounidense, es un buen sujeto y me cae bien, me alegra que mamá haya encontrado a un compañero.

También dejé en Seul a mi mejor amigo, Matthew y a Jiwoong, los extraño a ambos, extraño verlos cada fin de semana, pero lamentablemente solo puedo verlos cada que viajo para ahí.

Ellos dos terminaron siendo novios, la verdad no me sorprendió, lo imaginé cuando ambos comenzaron a actuar muy raro y darse miraditas cómplices, en fin... hacen bonita pareja, incluso rentaron un departamento juntos y tienen una mascota llamada copito.

Yo estoy soltero. Después de Hanbin nunca volví a tener una relación y tampoco la quiero, después de amar como un tonto y terminar perjudicado, las ganas de amar a alguien más, se esfumaron por completo.

He cambiado, tal vez para mal o para bien... no lo sé.

Ya no soy ese niño ingenuo que lloraba por todo y se ilusionaba con la mínima muestra de cariño. Ahora soy un adulto de veinticinco años que de vez en cuando tiene sexo con algún chico sexy sin sin involucrar sentimientos.

Me volví duro, supongo que después de haber sido tan débil y sensible, aprendí a ser fuerte, a que nada me lastime, ni me afecte. Vivo mi vida sin preocupaciones, lo que tenga que pasar, que pase y lo que no, pues no.

¿Se preguntan qué sucedió con Sung Hanbin? pues nada, lo superé. Ese idiota es parte de mi pasado y si, aún le odio, fue lo peor que pudo pasarme en la jodida vida.

Lo aborrezco y deseo jamás volver a encontrármelo de nuevo, porque el día que lo haga, me encargaré de destruirlo como él lo hizo conmigo.

Y la verdad es que, desde que termine la universidad, no volví a verlo jamás.

No sé que sucedió con él, no tengo ni la más mínima idea de lo que hace, a qué se dedica o si aún sigue con Hyejin, no sé nada y no me interesa saber.

Llegué a mi departamento, aquel es grande y cómodo, tengo todo lo necesario y también puedo darme ciertos lujos, vivo solo, así que no tengo que molestarme en saludar a nadie. Me dirigí al baño a darme una ducha, cambiarme y volver a irme para ir al consultorio.

Subí a mi automóvil y después de unos minutos de haber manejado en las carreteras de Seúl, llegué.

—Buenas tardes, señor Zhang— me saludó mi secretaria.

—Hola, Yujin.

—Le recuerdo que tiene cita con el paciente Zi Tao en media hora.

—Oh, si— asentí— Gracias por recordármelo.

—No hay de que.

Dejé mis cosas y lo primero que hice fue mirar por la gran ventana del consultorio, Fujian, China era una ciudad grande, si, pero si es linda y acogedora como Seúl. Extrañaba estar ahí, pero aquí era donde tenía lo que necesitaba: éxito y dinero.

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¡gracias por leer!

novio tóxico ✧ haobinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora