Anthony Burgess.

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1. Un escritor siempre muere en el campo de batalla.

2. No es misión del novelista predicar, sino mostrar.

3. Una de las tareas del novelista es intentar entender lo que no puede entender.

4. He tenido una vida más llena que otras. Al ser poeta, la he vivido intensamente.

5. No tiene demasiado sentido escribir una novela a menos que pueda mostrarse la posibilidad de una transformación moral o un aumento de sabiduría que opera en el personaje o personajes principales. Incluso los malos bestsellers muestran a la gente cambiando. Cuando una obra de ficción no consigue mostrar el cambio, cuando sólo muestra el carácter humano como algo rígido, pétreo, impenitente, abandona el campo de la novela y entra en la fábula o la alegoría. La Naranja norteamericana o de Kubrick es una fábula; la británica o la mundial es una novela.

6. —Un libro -dije. —Usted está escribiendo un libro. —Hablé con la golosa muy áspera. —Siempre experimenté la mayor admiración por los que saben escribir libros. —Luego miré la primera hoja, y tenía escrito el nombre, «LA NARANJA MECANICA», y dije: —Caramba, es un título bastante glupo. ¿Quién oyó hablar jamás de una naranja mecánica?

7. Lo que he escrito, escrito está. Podemos destruir lo que hemos escrito, pero no podemos borrarlo.



 Podemos destruir lo que hemos escrito, pero no podemos borrarlo

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Anthony Burgess.

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