Taehyung escapa de su casa pero el pobre no sabe lo que le espera en la calle, cayó en manos de gente loca, oh así el las llama hasta el momento, pero fue salvado por su ángel, exacto, nada más y nada menos que por Jeon Jungkook, desde ese momento T...
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Era navidad, un día que Taehyung había anhelado con muchas ansías desde que se encontraba en la mansión Jeon, desde el momento que vio como las mucamas decoraban la mansión se emociono más y cada vez que veía aquellos bonitos adornos no podía evitar sonreír de forma bonita.
Habían adornos en cada esquina de la mansión y el no se quedaba atrás, cada pijama que usaba era navideña, amaba aquella bonita pijama de color rojo y negro a rayas y su Hyung también le gustaba verlo con esa pijama, decía que lo hacía ver muy lindo.
Su daddy Jungkook le había dicho que después de navidad viajarian a la isla Jeju a pasar unos días allí para que el menor se distrayese antes de entrar a la escuela, también deseaba poder salir con su mejor amigo a divertirse en la nieve y poder luego tomar un chocolate caliente pero casi no salía de casa ya que a Jungkook no le gustaba esa idea porque solo pensaba en que el menor se iba a resfriar.
Ese día iban a cenar con Yoongi Hyung y su bonito amigo, iban a pasar toda la noche juntos hasta que fuera la media noche y llegara la hora de abrir los regalos, su papi no le había dejado de preguntar que quería de navidad pero la verdad el no quería nada, ya lo tenia todo o por lo menos, ya tenia todo aquello que quería y cada vez que salían con el mayor todo aquello que veía este se lo compraba sin re chistar así que no quería nada, nada más que aquel bonito sueter que había visto en una tienda pero que aquella vez por estar castigado su papi bonito no se lo había comprado, haciendo que hiciera un bonito mohin y se re signara aun más cuando Jeon le dijo que recordara su castigo.
Solo quería aquel bonito sueter color beige con un bonito osito, quería ese sueter y también había anhelado un perro, pero aún no convencía a su Hyung de que le diera uno, pedía que si le daba un perrito fuera adoptado, uno que no tuviera hogar.
No podía negar que se preguntaba que era de su madre y de su padre, aveces si los extrañaba pero luego al recibir la atención de su bonito papi se le pasaba eso, se sentía cálido en aquel lugar y en aquellos fornidos brazos que cada vez que lo tomaban por la cintura lo hacían sonrojar y sonreír bonito, estaba feliz allí, y también hacia feliz a su Hyung.
Le encantaba escuchar las bonitas y mimosas palabras que le decía su mayor, amaba ser mimado y tener la atención del peli negro, que este le dijera lo bonito que era y lo mucho que lo quería, eso lo hacía sentir muy bien.
Y en estas épocas siempre había anhelado eso, el sentirse cálido y con una bonita sensación en su pecho, el poder comer algo rico y recibir aunque sea la feliz navidad.
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Aquellos curiosos ojos marrones miraban como las bonitas chicas se movían de un lado a otro de forma apresurada, llevaban y traían cosas y el solo miraba con ojitos brillantes mientras tenía aquel libro en sus piernas, aún no estaba tarde, ¿por qué iban tan rápido y agitadas?
Su papi había salido después de desayunar y dijo que no lo podía llevar, casi llora, pero al recibir una nalgada y un ceño fruncido decidió mejor no hacer un berrinche porque sabía que a su mayor no le gustaban estos, se quedó triste por los primeros minutos hasta que Hoseok, aquel bonito chico, le dijo que si quería ir a la biblioteca y buscar un libro para pasar el rato, acepto, pues no tenía mucho que hacer.
