CAPÍTULO 10

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Era pasada la una cuándo Joaquín escuchó la puerta de la entrada abrirse y cerrarse.

Él se encontraba sentado en el sofá individual a un lado de la cama de Bethany. Pues luego de haber vuelto del hospital - sólo con la pequeña - y haberle dado los medicamentos necesarios para que la bebé no sufra algún otro malestar, él había decidido velar el sueño de ésta, aún preocupado porque algo malo vuelva a sucederle.

Sin hacer ruido, salió de la habitación para luego dirigirse hacía el piso de abajo.

Al bajar las escaleras, se encontró con el rizado recostado en el sofá boca abajo.

Carraspeó su garganta, pero no tuvo ninguna señal del contrario, por lo que no le quedó más remedio que acercarse a él.

- ¿Emilio? - musitó. - Emilio. - volvió a repetir ya que no obtuvo respuesta. - hey, Osorio.

- ¿Qué? - su voz salió ahogada debido al cojín que tapaba su cara.

- ¿Todo bien? - preguntó, aún sin saber porqué demonios se preocupaba por el chico luego de cómo lo había tratado en el hospital.

- No, todo mal. - respondió, sentándose en el sofá y dándole un golpecito al lugar de al lado. - ¿Podemos no tratarnos cómo la mierda sólo por una vez y hablar cómo la gente civilizada?. - su lengua se trababa al hablar, el castaño supuso que bebió de más, pero no dijo nada de aquello.

- Uh.. si, está bien. - dijo dudoso, pero se sentó al lado del oji-café. - ¿Qué te ocurrió?

- Soy un jodido imbécil. - dijo con simpleza. - yo, bueno, creo que no me sentí a gusto en mí cita con Leidy.

Joaquín no debió sentirse bien por ese dato, no, claro que no.

- ¿Porqué? - intentó no parecer tan intrigado por ello.

- Bueno, puede que no haya sido el tipo de personas con la que yo entablara una relación. - se encogió de hombros. - ¿Porqué siempre me sucede lo mismo con todas y todos? ¿Seré yo el problema?

- ¿Porqué dices eso? Emilio, tú eres un muy buen partido. - dijo sin pensar, ganándose una sonrisa por la parte contraria. - q-quiero decir que.. bueno, uh.. ya sabes..

- Entendí lo que quisiste decir, Joaquín. Gracias. Eres muy hermoso, ¿Sabías eso? - soltó de la nada.

- ¿Acaso estás ebrio? - frunció el ceño.

- Puede que sí ó puede que no, ¿Quién sabe? - volvió a sonreír. - Pero no me evadas lo que acabo de decir. - señaló con su índice.

- Yo.. bueno ¿Gracias? - contestó con algo de duda.

- ¡De nada! - sonrió y se tiró hacía atrás apoyándose en el respaldo. - ¿Sabes? Me he dado cuenta de lo coqueto que ha sido ese doctorcito contigo hoy, Bondoni.

El ojimiel no pudo evitar reírse por ese comentario.

- Bueno, ¿Eso que tiene de malo? - cuestionó entre una risita.

- Todo, todo tiene de malo. - se levantó de golpe, pero al instante volvió a recostarse. - Oh, mierda, todo me está dando vueltas. - puso sus dedos sobre sus sienes mientras apretaba sus ojos. - ¿Porqué demonios me pasa ésto, Huh?

- ¿Porqué bebiste de más? - levantó una ceja. - hablando de ésto, ¿Cómo es que llegaste a casa?

- Taxi.

- ¿Y tú auto?

- Se lo llevó Leima. No recuerdo bien, sólo algo de que me estrellaria ó algo así, la verdad, me dá igual.

Bajo El Mismo Techo // Adaptación EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora