CAPÍTULO 26

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Emilio y Joaquín cenaron junto a la madre de éste primero mientras eran bombardeados por miles de preguntas hechas por la mujer, la cuál estaba más que satisfecha con la llegada del castaño a la vida de su hijo.

Joaquín no tenía problemas en responder sus preguntas, ganándose halagos y buenos comentarios por parte de su suegra, ella también habló del tema sobre las hermanas de Emilio, lo hermosas que éstas eran y lo dolorosa que fué su pérdida, el rizado sólo se mantenía callado, hablar de sus hermanas era un tema tan delicado para él que le era difícil hacerlo.

Su padre no pudo acompañarlos, ya que por los calmantes que debía ingerir quedaba exhausto y sólo se limitaba a descansar, bueno, esa era la función de aquellos medicamentos, disminuir todo dolor posible.

Luego de unas horas, la pareja decidió que era tiempo de ir a descansar, por lo que se despidieron de la mujer y subieron a la habitación.

Una vez los dos acostados en la cama del oji-café - con Bethany en medio de ellos - se quedaron en silencio, sólo observándose.

Joaquín acariciaba la mejilla del rizado y se preguntaba cómo de fuerte podía llegar a ser su novio, la valentía que poseía era admirable, también pensaba en lo injusta que la vida era, quitarle las cosas más preciadas a una persona con un corazón tan grande, bueno, amable, cómo lo era el de Emilio, se merecía todo el amor del mundo, no las mierdas que éste le había causado, Joaquín creía que no había nadie en el mundo cómo Emilio y quería protegerlo de todo mal.

- ¿En qué piensas? - habló a lo bajo el oji-café al ver a su chico tan concentrado y a la vez perdido en su mundo.

- En cuánto te admiro y te amo, en que no hay nadie cómo tú, Emilio. - comenzó. - ¿Cómo puedes ser tan fuerte? Haz perdido muchas cosas, pero te mantienes firme, con una sonrisa en tu rostro, yo he perdido a Niko y hasta hace menos de 1 mes sentía que moriría, me gustaría ser cómo tú, Emi, me gustaría poder tener la voluntad que tú tienes, eres tan jodidamente envidiable, porque eres un ángel. Un ángel que merece todo lo bueno de éste ordinario mundo, dónde nada es suficiente. Éste jodido mundo no te merece, eres superior a todo.

Emilio mentiría si dijera que no tenía un horrible nudo en la garganta dificultándole la respiración, cada palabra que salió de la boca de su amado le tocó en el punto más profundo de su corazón, no se había equivocado, se había enamorado del ser más hermoso, gentil y tierno de éste planeta.

- Tengo el estúpido pensamiento de que todo en la vida pasa por algo. - respondió luego de unos minutos. - tal vez sólo sea una tontería que me he repetido hasta creerlo, pero me ha funcionado, aunque no siempre he sido fuerte, bebé. - Emilio no era muy abierto a contar cómo se sentía, Joaquín creyó que nunca bajó tanto sus defensas, pero que lo haga sólo por él, le inflaba el pecho de amor. - no me gusta mucho el mostrarme débil frente a los demás, tal vez por orgulloso, tal vez porque no quiero que sientan lástima por mí.

» Cuándo mis hermanas murieron, recuerdo cada palabra que las personas que llegaban hacía mis padres y sobretodo hacía mí, hablando sobre mí cómo si yo no estuviese presente, aconsejando a mis padres que la terapia me ayudaría, que era un niño débil, que entraría en una depresión, que no podría con eso.

- La gente siempre habla puras mierdas, cariño. - secundó el castaño, sin dejar de darle suaves caricias al rizado, quién las aceptaba gustoso. - ¿Cuántos años tenías?

- 12 años para los 13, fué 2 meses antes de mí cumpleaños cuándo ellas fallecieron. - suspiró, alejando el llanto. - fué entonces cuándo decidimos volver aquí, Eduardo me acompañó todo el tiempo que pudo hasta que un día mis padres empacaron todas mis cosas y volvimos a Cuernavaca.

Bajo El Mismo Techo // Adaptación EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora