CAPÍTULO 22

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Siendo acobijada con cuidado de no despertarla en el proceso, Bethany se quedó recostada en su cama. El rizado besó su frente y salió del cuarto, para ir a ver cómo se encontraba su, ahora, novio.

Luego del ataque de llanto que le agarró, decidió salir afuera y sentarse en su lugar, el cuál usaba con frecuencia.

Emilio abrió la puerta despacio, intentando hacer el menor ruido posible y apoyado en el marco observó al castaño, quién seguía aferrando aquel cuadro contra su pecho, mientras su vista se perdía en el horizonte.

- ¿Mí amor? - llamó la atención del castaño. - ¿Cómo te encuentras?

Se acercó y se sentó a su lado.

- Cuándo sepa cómo me encuentro, te lo diré. - respondió, apoyando su cabeza en el hombro de su pareja. - son muchas emociones juntas, Emilio.

- ¿Quieres hablar de ello, cariño? - preguntó con suavidad.

El castaño pareció pensarlo, para luego sorber su nariz y limpiar sus lágrimas.

- Me siento, feliz y triste a la vez, estoy enojado y también impotente, no lo sé con exactitud. - dijo frunciendo su precioso ceño. - estoy feliz, porque te tengo a tí, también a Beth. También estoy feliz por ésto - levantó el cuadro. - pero también estoy triste porque no tengo a Nikolás, tampoco a Eduardo. Enojado con la maldita vida que me los arrebató sin piedad alguna, e impotente porque no puedo hacer nada al respecto. - su voz salía ronca y en un tono bajo. - no te he mentido cuándo dije que no sé que sería de mí sin tí, Emilio. - posó su vista en el mencionado. - si tú no estarías aquí, justo a mí lado, yo... Probablemente no estaría en éste momento aquí. - su voz volvió a quebrarse.

El rizado rápidamente lo atrajo, hasta sentarlo en su regazo y abrazarlo con fuerza. Sintió la piel del castaño hervir y se dió cuenta de que estaba con fiebre y por consecuencia, estaba delirando, impulsándose con sus pies, para que el sillón comience con el vaivén.

Joaquín no dudó en abrazarse al chico y esconder su rostro en el cuello de éste.

- No quiero que vuelvas a pensar nunca más en algo cómo eso, ¿Entendido? - pidió afligido por la confesión del pequeño entre sus brazos. - estás tan roto, cariño. Y yo más que nadie entiendo por lo que estás pasando, pero quiero que entiendas una cosa, Joaquín. - lo alejó un poco para verlo a la cara. -  no pienso permitir perderte a tí también. Te amo, Joaquín. Tú y Bethany son mí familia ahora, son todo lo que tengo y no pienso perderlos a ninguno de los dos. - sentenció. - yo voy a repararte, mí amor. Sé que costará, pero me arrancaré pedazos de mi ser para completar el tuyo si es lo que hace falta.

El castaño se aferró con fuerza al cuello de éste y juntó sus frentes.

- Nunca me dejes, Emilio. Por favor.

- Nunca voy a dejarte, amor. Te lo prometo.

Selló su promesa con un tierno beso, para luego levantarse - aún con Joaquín aferrado a él. - y dirigirse adentro de la casa para llevar a su pequeño a su cuarto e intentar bajar esa fiebre que estaba matando a su contrario.









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Joaquín temblaba bajo las cobijas, balbuceaba y deliraba cosas sin sentido.

Tenía un sueño tras otro, en dónde parecía tener miles de flashbacks en dónde todos aparecía Nikolás. Pero cuándo quería abrazarlo, éste se esfumaba.

- ¡Nik, por favor! - pidió ya rendido, sobre sus rodillas.

- Joaco ¿Pero que estás haciendo, torpe? - la aguda y divertida voz de Niko hizo eco en todo el lugar.

- ¡Nik! ¡Por favor, no te vayas!

- Oh, sunshine. - el ojiverde se acercó a él y por fin lo abrazó. Joaquín se aferró a él, no queriendo dejarlo ir. - ya no sufras más por ésto, bebé.

- No puedo, Nik. ¿Es que no lo entiendes?

- Joaco, ésto está haciéndote mal, no puedo verte de ésta manera, debes estar bien, yo lo estoy. - sonrió. - estoy bien, Joaco. Ambos lo estamos. Estamos en paz, porque sabemos que nuestra bebé tiene a sus dos guardianes consigo.

- P-pero Nik, ella los necesita también...

- Y aquí estamos, junto a ella, junto a Emilio, junto a tí.

- Nik..

- Basta, cariño, hazlo por mí ¿Si? Sigue adelante y llévame aquí - tocó el lugar en dónde vá su corazón. - sigue adelante, amor. Siempre voy a cuidar de tí, los dos cuidaremos de ustedes. - el ojiverde dejó un suave beso en la frente del castaño, cómo si del roce de una pluma sobre su piel se tratase y comenzó a alejarse.

- ¡No! ¡No, Nik! ¡No te vayas! - intentó acercarse, pero no pudo hacerlo.

- Cuídate, tonto y cuida a Emilio también, Bethany los necesita, contamos con ustedes por ello. Te amo, hermano.

- ¡Nik, por favor! - abrió sus ojos y fué atraído por unos brazos cálidos, que lo llevaron a la realidad de nuevo. - E-emilio..

- Tranquilo, mí amor, todo estará bien. - prometió. - son los efectos de la fiebre.

- E-era Nikolás, Emi. - contó. - Nikolás estaba aquí, conmigo.

- Él siempre está aquí contigo, amor. - acarició su rostro. - ¿Sabes que una persona nunca muere si nunca la olvidas? Si siempre lo llevas en tu mente y en tu corazón, la esencia de esa persona, seguirá viviendo en tí y en todos los que lo quisieron.

El castaño escuchó con suma atención cada palabra, sintiéndose un poco mejor con lo recién aprendido.

Nikolás seguiría viviendo, al igual que Eduardo, mientras los mantengan en sus memorias y sus corazones.

Pero cómo el ojiverde le había pedido en su sueño, él debía seguir adelante.

- Estaré bien para ustedes, Emilio. Lo prometo. - dijo firme. - saldré adelante de ésto.

- Lo sé, mí vida. - apoyó. - lo haremos juntos.

- Los tres viviremos por Niko y Edu lo que a ellos no se les permitió vivir.

- Cuenta conmigo en todo. - secundó el rizado.

- Tú estás en todos mis planes a futuro, Emilio. No podría elegir a alguien más. - el rizado le sonrió antes de abrazarlo con fuerza y besar su mejilla.

Gracias, Nik. Te juro que cumpliré con lo que me haz pedido. No voy a decepcionarte, ni a tí, ni a Eduardo.

También te amo, hermano.

Es momento de seguir, tengo una familia por la cuál luchar.









Es momento de seguir, tengo una familia por la cuál luchar

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Seguimos.............











Nos vemos AlbertXioW.

Bajo El Mismo Techo // Adaptación EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora