CAPÍTULO 11

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Las risitas y gritos de Bethany hicieron que Joaquín despertara.

Eran casi las 12 del mediodia. El levantarse de golpe y el estar aún medio dormido, hizo que se tropezara con uno de sus tenis y sin poder evitarlo cayó al suelo.

- M-mierda. - se quejó. Pero de igual manera, eso le sirvió para espavilarse. - que idiota.

Se levantó del suelo y fué directo a su baño, para hacer sus necesidades, asearse y lavarse los dientes, tardó un poco más, casi media hora.

Tomó unos yoguins azules Nike, una camiseta negra y una sudadera de la marca antes dicha, más sus tenis negros y bajó.

Encontrándose con la pequeña quién corrió a sus brazos apenas lo vió entrar al living.

- ¡Joaco! - dijo y éste la cargó haciéndola girar para luego darle un beso en la sien.

- ¿Cómo estás, mí amor? - preguntó dulcemente a la menor.

- Mien, Joaco. Estoy curada - sonrió.

- Es bueno saberlo, dulce corazón. ¿Ya haz desayunado, Huh?

- Emi, hizo desayuno. - respondió cuándo el castaño la sentó en el sofá y tomó sus juguetes. -

- Oh, lamento no haberme levantado y hacer tu desayuno, cariño.

- No te preocupes, Joaco, para eso estoy yo aquí también. - la voz del rizado lo hizo girar en su dirección y no pudo evitar ruborizarse en cuánto sus ojos conectaron con los suyos. - buenos días, dormilón. - le dedicó una linda sonrisa.

El rizado estaba hermoso hoy, con una sudadera de fear of god, irónicamente la misma que él traía puesta hoy. ¿Quién lo diría? Y unos skinny negros azulados, más sus típicos tenis rojos. Joaquín tuvo que relamer sus labios.

- B-buenos días, Emilio. - saludó y su vista volvió a la pequeña. - ¿Quieres que te ayude con el almuerzo hoy?

- Mmm no, ya tengo todo listo, pero gracias por ofrecerte. - le contestó amable.

- Uh.. está bien.. ¿Faltará mucho para que esté hecho? Es que tengo hambre - rascó su nuca.

- Pues sí, falta, pero te haré un sandwich de jamón y queso ¿Bien?

- Descuida, puedo hacerlo yo mismo - se paró y caminó hacía la cocina. - pero gracias por ofrecerte. - sonrió.

El castaño no tenía idea de cómo aún podía verle la cara a Emilio luego de lo de anoche, en éstos momentos estaba con temor de que recordara algo y se lo echara en cara por haberse aprovechado de su estado de ebriedad.

Sacudió su cabeza, quitando esos absurdos pensamientos de su mente y abrió la puerta de la nevera, se agachó unos centímetros para tomar la bandeja dónde hacían los fiambres, pero antes de tomarla fué jalado por unas fuertes manos, haciéndolo girar y quedar frente al rizado, quién lo miraba con una sonrisa.

- ¿Q-qué haces? - preguntó demasiado nervioso para su estilo.

- Creí que luego de lo de anoche, ibas a tratarme de una manera diferente. Por lo menos, haberme saludado de la forma correcta, Quín. - ladeó un poco su cabeza hacía un costado.

- ¿Cuál sería la forma correcta? - el castaño cuestionó, para luego ser tomado delicadamente por su mejilla y atraído a los labios del mayor en un exquisito beso, el cuál volvió a corresponder de inmediato.





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Bajo El Mismo Techo // Adaptación EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora