CAPÍTULO 16

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Emilio vió cómo el castaño se fué y pensó que tal vez su enojo se debió a cómo había "sobrepasado" su decisión de no darle más chocolate a la pequeña. Soltó un suspiro y luego le pidió a los chicos si podían encargarse de la pequeña sólo por 1 segundo, para ir a hablar con Joaquín.

Los tres no tuvieron problemas en hacerse cargo de Beth mientras que Emilio se encargaba de sus "problemas de pareja" cómo le había dicho Diego.

Subió las escaleras y caminó hasta ponerse frente a la habitación del castaño, escuchó un jadeo y luego una maldición.

No esperó más y golpeó la puerta.

- ¿Joaquín? - habló. Pero no recibió respuesta. - ¿Hey, estás bien?

Más silencio.

- Oye.. lamento si dije algo que no te gustó... Yo, trataré de no ceder tanto a-...

- ¡Vete, Emilio! - gritó del otro lado de la puerta un muy exasperado Joaquín.

- Joaquín... Estoy disculpándome.

- Por favor, sólo, vete. No quiero verte ahora. - su voz salió ronca.

- ¿Porqué no? ¿Qué fué lo que hice, Huh?

- ¡No actúes cómo si no lo supieras!

- ¿A qué te refieres Joaquín? ¡Déjame entrar y hablamos mejor!

- ¡No!

- ¡¿Porqué no?!

- ¡Solo vete, Emilio!

- ¡Joaquín, te estás comportando cómo un idiota.! - dió un golpe fuerte a la puerta y estuvo a punto de darse media vuelta para bajar, pero en ese instante la puerta se abrió.

El castaño estaba con sus ojitos hinchados y lágrimas sobre sus mejillas, un tierno puchero se hizo lugar en su labio, haciendo que todo enojo que había crecido en Emilio se esfumara. No dudó en acercarse a él y rodearlo con sus brazos, Joaquín al instante se aferró al cuello de Emilio y apoyó su rostro en el cuello de éste. Emilio acariciaba su espalda con tanta dulzura y delicadeza, que hacía estremecer al mencionado.

Luego de unos segundos, ambos se separaron sólo unos centímetros para mirarse.

- Lo siento. - dijeron los dos al unísono, soltaron una risa tonta, por la sincronización que habían tenido.

- Yo... - volvieron a hablar al mismo tiempo.

- ¿Qué te sucede, Joaco? ¿Hice algo mal? - susurró el rizado, el nombrado negó y volvió a abrazar a Emilio. - ¿Qué tienes?

- Y-yo... Yo no sé..

- Joaquín...

- Es difícil para mí, Emilio. - sorbió su nariz. - no me siento muy bien..

- ¿Te duele algo? - preguntó preocupado, éste volvió a negar. - dime, Joaquín. Por favor.

- Yo... Yo creo que.. - se separó para verlo a los ojos, Emilio rápidamente limpió las lágrimas que volvieron a escapar de sus bonitos ojos ámbar. - dirás que soy un idiota..

- Perdón por eso, no eres un idiota. - se disculpó. - fué en un momento de enojo, pero no lo eres. Perdón ¿Si? - acunó el rostro del castaño entre sus manos

- Te perdono.. - apretó sus ojos con fuerza. - es que.. me dijiste "mí amor".

El rostro del rizado se relajó, comprendiendo lo que estaba afectándole al contrario, una sonrisa se formó en su precioso rostro, para él, haberle dicho mí amor a Joaquín, no había sido algo difícil, ya que para él, el castaño si lo era. Era su amor.

Bajo El Mismo Techo // Adaptación EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora