CAPÍTULO 19

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- Te lo juro, Emilio, ¡Me besó! ¡Leidy me besó! - gritaba con felicidad la ojinegra del otro lado de la línea, Emilio tuvo que alejar su oído varias veces por los griterios de Elyzabeth, pero aún así, estaba contento por su amiga.

- Me lo haz dicho cómo tres veces, Mata. - arrulló el oji-café. - ¿En qué quedaron entonces?

- Bueno, saldremos en la semana, pero ¡Jesús! ¡Estoy tan feliz, Osorio!

- Me alegro tanto por tí, Ely. En verdad lo hago.

Emilio observaba desde su lugar cómo Joaquín intentaba darle de comer a Bethany, pero ésta se negaba, hoy estaba imposible de manejar y ninguno sabía el porqué. Pues hasta el día de hoy, la niña no se había comportado de la manera que lo había estado haciendo desde que despertó.

- Vamos, Beth, sólo un poco. - pidió el castaño, ya con la paciencia en su límite.

- ¡No! - la niña revoleó la cuchara con la que el castaño intentaba alimentarla y luego tiró el plato al piso.

- ¡Bethany!

- Ely, te llamo luego, adiós.

Emilio dejó su celular en la mesita y se acercó a la mesa dónde estaban sus amores.

- Hey, ¿Qué ocurre? - dijo con su ceño fruncido ante el comportamiento de la menor

- ¡No quelo! ¡Nada! - lloriqueó la pequeña.

- Ya no sé que hacer, Emilio. - Joaquín se veía en su último estado de cordura. Sus mejillas estaban enrojecidas. - ¡Todo le molesta! - dijo mientras recogía el plato y ponía lo que podía de la papilla que había en el suelo.

- Relájate, Joaco. - pidió amablemente. - te hará peor si te pones nervioso.

El castaño volteó a verlo, incrédulo.

- ¿Ósea que ahora es mí culpa? - musitó irónico

- Yo no he dicho eso. - se defendió.

- Oh, ¡gran Emilio Osorio! hazlo tú si crees que puedes hacerlo mejor. - dejó caer de sus manos lo que había recogido. - no soy de piedra. ¡Yo no sé cómo manejar éstas cosas!

- Joaquín, ya no grites. - reprendió.- deja que yo me encargo.

- Oh claro, ¿Tú puedes hacerlo mejor, verdad? ¿Eres mejor que yo?

- Joaquín...

- ¡Estoy harto de ésta mierda! - gritó exasperado el castaño, saliendo del comedor y apresurándose a tomar sus llaves.

- ¿A dónde crees que vas, Joaquín? - lo siguió por detrás cuándo vió que éste se dirigía a la puerta de salida.

- ¡Lejos de tí! - siseó.

- ¿Y yo que hice?

- ¡Vete a la mierda, Emilio!

- ¡Joaquín!, ¿pero qué...?

Un portazo lo hizo callar al mismo tiempo que un llanto agudo lo hizo voltear y salir corriendo en dirección al comedor, dónde Bethany se encontraba en su sillita especial para bebés.

- Hey, bebé. - la sacó de su asiento y la cargó, comenzando a mecerla, para que parara con su llanto.. - shhh, ya pasó..

- ¡Api Niko! - gritó en medio del sollozo la pequeña. - mí api Niko..

- Amor... Papi Niko...

- ¡Quelo a mí api Niko! - sus mejillitas rojas e inundadas por lágrimas rompieron el corazón de Emilio.

Bajo El Mismo Techo // Adaptación EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora